Culleredo negocia con los chabolistas el desalojo del Trabe

m. b. culleredo / la voz

A CORUÑA

20 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El concejal de Seguridad Ciudadana y primer teniente de alcalde de Culleredo, José Ramón Rioboo, se reunió el pasado miércoles con la familia que durante cuatro meses ha vivido en una chabola junto al río Trabe, a la altura de Vilaboa, para reclamarle que abandone de forma definitiva la parcela, tras constatar que, pese a carecer ya de vivienda, sus miembros seguían haciendo vida en el terreno. Fuentes municipales precisaron que el matrimonio, que tiene cuatro hijos, accedió a retirar los enseres que instalaron en los últimos días, entre ellos una cocina, y a agilizar las gestiones con los servicios sociales del Concello para poder trasladarse a un piso de transición a la espera de que puedan disponer del terreno comprometido por el gobierno local, donde proyectan construir una vivienda.

En el terreno continuaban ayer varios vehículos aparcados, colchones y otros materiales, pero los chabolistas ya habían retirado la cocina. Tras el desalojo total de esta parcela, que estuvo motivado por una denuncia del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, el Concello de Culleredo tiene previsto llevar a cabo una limpieza del todo el cauce del río, para lo que ya dispone del preceptivo permiso de Augas de Galicia.

Además del informe del Seprona, la actuación responde a las demandas de muchos vecinos que desde hace años se vienen quejando del mal estado del río y de las actividades insalubres que se desarrollaban en sus márgenes. La situación para los residentes se agravó a principios de año, cuando la familia de Rosa Borja perdió la vivienda que ocupaba y se fue a vivir a una chabola junto al Trabe, que también era empleada para seleccionar chatarra antes de venderla.

Pese a que la chabola fue derribada la semana pasada, los vecinos de la zona denunciaron que en la parcela se seguían haciendo hogueras, se acumulaban todavía basuras y los coches entraban y salían a gran velocidad y se mostraron pesimistas sobre el compromiso del Concello.