La selección es un conjunto reservado para los mejores, donde hay una gran competitividad y no es fácil llegar. Pero yo, como casi todos, esperaba escuchar el nombre de Nolito en la lista de Del Bosque. Es lo justo. Con el espectacular arranque que ha hecho en el Celta se lo ha ganado a base de goles, de asistencias y, sobre todo, de mucho trabajo. Ese viene de atrás. Porque el Nolito de hoy, el del Celta, es el mismo que el del Écija. Es el jugador que lucha de manera incansable, que siempre quiere el balón, un genio atrevido al que no le asusta la responsabilidad ni siquiera si le toca lanzar un penalti en el minuto 90. Lo que ha cambiado es la repercusión y lo que le rodea, porque ahora está en un equipo de Primera que, además, está funcionando muy bien. Para Nolito está siendo la temporada de su consagración. La culminación es ese taconazo con el que fabricó el 0-1 del Camp Nou. Creo que esa jugada lo dice todo.
Sería muy fácil decir que imaginé verlo en la selección cuando coincidí con él en sus inicios como profesional. Lo que estaba claro es que con esa capacidad de trabajo se podía permitir soñar. Si se puede decir que puse mi pequeño granito de arena, me siento muy orgulloso.
Josep María Nogués fue el técnico de Nolito en el Écija y uno de sus padres deportivos.