Un mini Balaídos en cada esquina

míriam v. f. vigo / la voz

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El Celta cuenta con doce peñas fuera de Galicia distribuidas por la geografía española

08 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Quien busca celtistas, da con ellos. Donde sea. Eso pensaron los impulsores de las doce peñas federadas del club que existen en la actualidad fuera de Galicia, extranjeras al margen. Cada una ha hecho de su sede un Balaídos a pequeña escala en cuanto a tamaño, pero donde viven el celtismo «con la misma intensidad».

Un caso paradigmático es del del Galicia Importa, donde se junta la madrileña Morriña Celeste. «Tiene tres plantas y la de abajo es nuestra, con banderas, autógrafos... Hemos llegado a hacer previas con 200 personas», explica su presidente, Fernando Juncal. Surgió en un foro tras el play-off contra el Granada. «Éramos 14. Ahora andamos por los 175 y hay peñistas que ni conozco», admite. Sus edades oscilan entre los siete meses y los 67 años. «Al principio daba pereza, no conocías a la gente, algunos podíamos verlo en casa... Ahora somos amigos».

Más veterana es la Peña Celtista Eibarzale, con sede en el bar Etxeguiña. «Es un nombre euskaldun, pero encaja», bromea Emilio Fernández, presidente de esta agrupación nacida en 1999. «La creamos unos amigos ourensanos cuando se empezaban a televisar los partidos y se fue uniendo gente», recuerda. Las paredes del Etxeguiña, de propietario celtista, recogen «la historia del club desde 1923».

Al igual que ellos, que celebraron con Jota el ascenso del Éibar, otra peña se felicita porque va a tener una ocasión más de vivir un partido del Celta en directo. Es Zeru Urdin, fundada dos años atrás en Bilbao con sede en el bar Aniak. «Nos reunimos unos 20. El Celta es muy querido y se nos suman aficionados del Athletic», cuenta uno de ellos, Gabri Vidal. Su lugar de reunión es «completamente celeste».

Blau Cel canaliza el celtismo catalán desde el 2005. El bar Anduriña es testigo: «Tenemos las paredes con bufandas de las peñas y no falta la Estrella Galicia. Así el celtismo a distancia se vive mejor», reflexiona uno de sus miembros, Iván Fernández. El es gallego, pero en las filas de la peña también hay catalanes. «En el ascenso de Lleida, el 50 % de la peña estaba allí. Nos conocimos y así surgió todo», cuenta.

El modus operandi para la creación de Blau es el mismo que dio lugar a Almas Celestes del Sur, aunque en su caso, el artífice no es gallego. «Antes estaba en la peña de Guadalajara, la que tenía más cerca. Pero tras años guardando teléfonos puse en marcha la andaluza en mi pueblo, Hornachuelos», dice Rafael Carlos González, andaluz que se contagió del celtismo por un primo que, a su vez, había estudiado con un gallego. Le acompañan en la directiva sus amigos Iván, Alberto y Rodro. No así su mujer: «Es maña y del Zaragoza. No hay manera con ella».

Una sede albiceleste y celeste

Quienes sí se han convertido son los argentinos que regentan el bar sede de la Peña Celtista de Mallorca. «No les gustaba el fútbol, pero le cogieron cariño al equipo. Ya puede jugar el que sea, que ponen al Celta», asegura su presidente, Pablo Abreu. La peña nació hace un año «tras la salvación del 4 %». «Nos juntábamos amigos gallegos y decidimos oficializarlo. La gente alucina con nosotros y con el bar, totalmente tuneado de celeste».

En Alcoy está la Peña Óscar Prieto, homenaje a un celtista fallecido. «Siempre hablábamos de crearla juntos y quise hacerla realidad», explica Sergio Cortés. Eso fue hace un par de años y hoy el bar Quintanilla acoge a 62 socios. «La moral del Alcoyano está ahora con el Celta».

La alcoyana está hermanada con Célticos do Sudeste, con sede en Alicante. Hasta ahora han rotado, pero La Cazuela de Pilar, de una viguesa, pasará a ser su sede. Aunque el origen es lo de menos, como dice su miembro Arturo Domínguez: «Cada vez tenemos a más alicantinos, el celtismo se contagia fácilmente».

La sede de la Peña Eibarzale es el Etxeguiña, un nombre euskaldun que pasa por gallego