Una pica celeste en Campeche

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

La primera escuela del Celta en el exterior cuenta con 120 niños y seis equipos

02 ene 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

La apuesta por el fútbol base del Celta traspasa fronteras. Los célticos abrieron en el recién finalizado 2013 su primera escuela en el exterior, en Campeche (México), la tierra de adopción del presidente Carlos Mouriño. Una región nada futbolera en donde Héctor Martínez, un redondelano, trata de formar un centro futbolístico de referencia en el sureste mexicano.

La idea nació con un vínculo personal. Héctor, que estuvo cinco años en la factoría de A Madroa, entrenó a uno de los nietos del presidente celeste «que me comentó la idea de desarrollar este proyecto». Sin embargo el paso del club por la ley concursal paró la iniciativa e incluso dejó al técnico sin trabajo. Sin embargo el regreso a Primera reactivó la idea que ahora ha cristalizado: «Hablé con la familia [su interlocutor es Miguel Álvarez, yerno de Mouriño] y les dije que era el momento», comenta Héctor.

Y para México se fue en noviembre pasado, para montar una escuela que comenzó a funcionar el 4 de marzo en las instalaciones del Campeche Country Club, un complejo de la familia Mouriño del que el redondelano también es el coordinador del área deportiva.

La escuela de fútbol arrancó con 65 chavales y medio año después ya han doblado la cifra. «Estamos superados». Trabajan tres días a la semana en los dos campos del complejo, uno de hierba natural y otro artificial. Esta temporada cuentan con seis equipos, desde cadetes hasta chupones (los más pequeños) que han comenzado a competir en diferentes ligas, en alguna de las cuales son líderes. Se trata de Ligas privadas, organizadas por colegios o entidades deportivas en donde el papel de la federación se reduce a expedir la ficha y el seguro. Para paliarlo, la organización de amistosos en la salida más válida. «En Campeche hay poco nivel y es un deporte escaso, allí son muy beisboleros», reconoce Héctor, que aprovechó los primeros meses de estancia en México para conocer el funcionamiento y las instalaciones de otras escuelas, muchas de ellas bajo el modelo de las franquicias. Que no es el caso de la celeste.

Enseguida encontró el diagnóstico y las necesidades a cubrir: «Las principales carencias son a nivel metodológico», apunta. Por ejemplo, son reacios a implantar el fútbol 7. Tampoco lo ha tenido fácil para hacer su grupo de entrenadores, pero después de visitar la facultad al menos ha conseguido rodearse de licenciados en preparación física. En la actualidad son seis técnicos en la escuela. También ha dado los primeros pasos para expandir el modelo europeo de trabajo en el fútbol con algún clinic.

Todo con la idea de hacer de la escuela del Celta un centro de referencia deportivo en su sureste mexicano. «Trabajamos con la idea de ser una escuela referente, queremos que se hable del fútbol campechano y creo que tenemos materia prima para hacer cosas». Aspiran a jugar torneos a nivel nacional e incluso alguno internacional.