la Liga se ha convertido para el Real Madrid en un campo de pruebas. Una banda en la que Jose Mourinho baraja las cartas y pone a punto a sus hombre para lo que realmente le interesa, la Champions. En esa particular pretemporada que los blancos disfrutan cada fin de semana el técnico madridista va quemando etapas. Y la batalla que ahora se presenta tiene apellido francés. Karim Benzema ha acaparado más titulares fuera de los campos que dentro en los últimos tiempos, y el entrenador portugués, aunque no sea santo de su devoción, sabe que no puede permitirse el lujo de que el «Gato» esté ausente. Sus goles y su calidad alimentaron los objetivos blancos la pasada temporada, y las acciones madridistas serán alcistas en Europa en la medida en que el francés recupere su aura.
Salvo sorpresa de última hora, el internacional galo será titular en Balaídos, en donde tendrá una oportunidad -y la obligación- de reivindicarse. Lo fue en el último clásico de Liga abriendo la cuenta de su equipo, pero en Old Trafford presenció la victoria blanca desde el banquillo, un espacio a priori poco apropiado para el deportista francés mejor pagado de 2012, según «L´Equipe», que cifró sus ingresos en unos trece millones de euros.
El internacional bleu no guarda buen recuerdo de Balaídos. En Copa el dedo acusador de Mourinho le señaló. Dijo que se había borrado del campo. Quizás era un capítulo más de un pulso del que puede que no salgan ganadores.
Y mientras al «Gato» le toca reivindicarse sobre el césped, a Modric le tocará doctorarse. Su golazo ante el Manchester alivió la pesada carga que arrastraba un jugador por el que el Real Madrid pagó 30 millones, y cuyo nivel estaba muy lejos de lo esperado. Ante el Manchester se creció. Dio una lección de juego y desintegró a un rival al que la expulsión de Nani había dejado tocado. Fue su partido. Ahora ansía su temporada.