Zonas protegidas bordean el colapso por la incapacidad para gestionarlas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

FISTERRA

XESÚS BÚA

Nemiña, Soesto o el cabo Fisterra acusan los abusos y la falta de soluciones efectivas

09 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Conflictos de competencias entre administraciones, pasividad política, intereses comerciales no del todo éticos, actitudes desaprensivas de usuarios.... Algunos de los lugares más visitados y de gran valor ecológico de la Costa da Morte tienen ante sí la tormenta perfecta, que se traduce en la vulneración de normas de conservación y una situación de caos, que las coloca cada vez más cerca del colapso y de morir de éxito, ante la incapacidad para dotarlas de soluciones efectivas. El paraíso surfero de Nemiña (Muxía), el cabo Fisterra, buque insignia del turismo comarcal o el singular conjunto dunar de Soesto (Laxe), son algunos de los ejemplos más llamativos en los que los problemas vienen de lejos y las medidas para resolverlos siguen también alejadas.

En Nemiña, la llegada de los senderistas del Camiño dos Faros este sábado ha dejado claro lo que puede ser el verano si no se logran soluciones. La acumulación de personas, turismos y caravanas sin los servicios necesarios -sobre todo de aparcamiento, pero de otros muchos tipos- da lugar a un verdadero caos cuando las concentraciones son tan grandes. Además, los vecinos denuncian todo tipo de incomodidades: ruidos, suciedad, autocaravanas que vacían sus tanques en plena calle, coches subidos a las dunas,... hasta el punto de incluso alguno ha iniciado una recogida de firmas.

El malestar viene, en parte, porque dos particulares presentaron solicitudes para hacer áreas de servicio para este tipo de vehículos. El Concello y la Demarcación de Costas le daban su visto bueno, pero la Xunta las rechazó, basándose en el POL y en la existencia de una duna móvil.

Proyecto ambicioso

El alcalde, Félix Porto, es consciente de los problemas y pide un poco más de tiempo para implementar soluciones, porque Costas del Estado trabaja con el Concello en un proyecto ambicioso, del que, además, espera que se vean resultados pronto. Aunque prefiere no adelantar acontecimientos y ahorrarse detalles, la intervención pasaría por una regulación del uso del espacio por parte de viandantes y vehículos, que podría suponer la creación de las tan demandadas plazas de aparcamiento. En cualquier caso, Porto se muestra convencido que, de cara al verano, se van a ver avances significativos respecto a estas deficiencias y no solo en Nemiña, sino en otras zonas de gran afluencia turística.

El caso de Soesto y Traba es parecido, aunque, al contrario de lo que ocurre en Nemiña, ni siquiera todo el mundo tiene claro que haya que dotar estos entornos de más servicios de los que ya hay, porque el verdadero protagonista allí es la propia naturaleza. Sin embargo, el gobierno local sí tiene intención de poner duchas y otras instalaciones, al menos así lo manifestó al inicio del actual mandato. Por el momento, las negociaciones con Costas no se han traducido en obras concretas de este tipo. Pero no es ese el verdadero problema de estos espacios, sino el uso privativo que hacen de él algunas personas, que, más allá de estacionar sus vehículos allí, los establecen como si de residencias veraniegas se tratase para buena parte de la temporada estival.

En Fisterra la problemática es muy variada y compleja. Va desde las complicaciones de tráfico o de aparcamiento hasta los recurrentes incendios por la quema simbólica de ropa que hacen los peregrinos. Los planes del Concello para hacer con la gestión del faro y la carretera no avanzan y, con ellos, sigue encallada la regulación efectiva.