Un problema para cada habitación

Francisco Brea
Fran brea RIBEIRA / LA VOZ

RIANXO

Dolores Miguens levanta la alfombra para mostrar unas baldosas que nunca se han arreglado.
Dolores Miguens levanta la alfombra para mostrar unas baldosas que nunca se han arreglado. carmela queijeiro< / span>

Las viviendas de promoción pública Vila de Rianxo presentan múltiples deficiencias cuando su adjudicación acaba de cumplir una década

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2005 se anunció a bombo y platillo la entrega de 24 viviendas de promoción pública bajo el nombre Vila de Rianxo, ubicadas en la calle Xosé María Brea Segade de la localidad barbanzana. Fue un momento feliz, donde muchas personas accedieron a lo que hoy en día es su hogar, pero esa felicidad duró poco y diez años después muchos residentes están hartos de las múltiples deficiencias que presenta el edificio.

Pocos se salvan de los problemas, que comienzan en el garaje y llegan hasta los últimos pisos pasando por las zonas comunes como la misma entrada o las escaleras. Por ello, las llamadas a los responsables de la obra primero y el envío de cartas a la Xunta ahora son constantes.

Consuelo Yáñez es una mujer de 70 años que vive en uno de los pisos con su hermano. Las grietas en las paredes son algo habitual en su hogar y «cada vez son máis grandes», asegura. El deshumidificador es uno de los electrodomésticos que más tiempo pasa encendido en su casa, aunque el trabajo que este hace no es suficiente para evitar que las manchas y los desconchados sean bien visibles.

Dormir con la ventana abierta

Las ventanas son un quebradero de cabeza para Consuelo. Esta septuagenaria tuvo que dormir hasta cuatro meses con la de su habitación abierta, ya que se estropearon las bisagras y no podía cerrarla: «Avisei moitas veces para que viñeran a solucionalo, pero ao final tiven que pagar eu para que a arranxasen e así poder pechala».

Este no es el único problema que se encontró en su dormitorio, ni el más grave. Yáñez vive en un primero y su piso está a la misma altura que el amplio patio interior del edificio, un espacio al que no accede nunca porque «para chegar hai que dar moita volta, tes que baixar ao garaxe e dar un bo paseo para atopar as escaleiras que levan a el», y se pregunta «¿para que o fixeron así?». Cuando llueve, el patio se encharca y el agua se filtra por la pared inundando la habitación.

«Teño que limpar constantemente a parede, porque senón xa estaría negra, pero cada vez que limpo tamén salta a pintura. Agora xa teño a man un plástico e colchas vellas para parar a auga. As primeiras veces cubría o chan de toda a habitación», afirma.

Consuelo tiene que convivir con la humedad y con el frío. No enciende la calefacción por miedo, «intenteino unha vez e saía aire por un tubo, de feito deixou marca na parede. A revisaron, polo que a prendín outra vez e volveu pasar o mesmo. Dende entón non a uso por temor a que poida suceder algo».

Ni los grifos se salvan

En esta vivienda no se salvan ni los grifos. Los del baño, afirma la dueña, no funcionaban correctamente «dende o principio», y finalmente tuvo que hacerse cargo ella, una vez más, del coste de las reparaciones y de la sustitución de los mismos.

Lo que por ahora ha decidido dejar como está son los grifos instalados en un lavadero donde «a auga fría sae por onde debería saír a quente. Sen embargo, pola chave da quente non sae nada». Esta pileta está ubicada en un pequeño espacio que da a la calle -enfrente está el centro de salud- en el cual Consuelo tiende la ropa. Podría secar más rápido abriendo completamente la ventana, pero no puede hacerlo ya que el sistema de sujeción de la misma está en mal estado y si lo hace corre el riesgo de que se caiga al exterior.

«Hace tres años que se levantaron las baldosas del salón y de la cocina»

Dolores Miguéns es otra de las personas que vive en el edificio Vila de Rianxo. Como la mayoría, tiene varios problemas, alguno de ellos salta a la vista: «Hace tres años que se levantaron las baldosas del salón y de la cocina, aunque se nota en más zonas que no están bien pegadas al suelo». El origen de la situación -afirma- es que cuando colocaron las placas «no dejaron una junta de dilatación y un día de frío que puse la calefacción se levantaron».

En el salón disimula este desperfecto tapándolo con una alfombra, aunque puede verse como algunas plaquetas tienen grietas, pero en la cocina ya no se molesta en ocultarlo: «Me quejé muchas veces, pero no sirvió de nada. Pregunté cuanto me costaría cambiar todo el suelo del piso, pero hace falta mucho dinero».

Miguéns tampoco se libra de los problemas con las ventanas, «las bisagras son de muy mala calidad. Al principio hubo muchas protestas y vinieron de la constructora para cambiarlas, pero no sustituyeron todas porque se quedaron sin repuesto. Dijeron que regresarían, pero no volvieron a aparecer», asegura.

Catarata en el garaje

En el garaje se pueden observar en las paredes varias marcas producidas por el agua. «Cuando llueve entra por los respiraderos y cae como si fuera una catarata o se filtra por las paredes», apunta Dolores. Esto provoca que el interior se inunde dejando plazas inutilizables.

«Tendrían que impermeabilizar para que esto no suceda, porque las veces que vinieron obreros para arreglarlo pusieron parches que poco duraron», indica Miguéns, quien también alerta de que no es la primera vez que salen chispas de los contadores de la luz a causa del agua.

La Xunta reconoce los desperfectos

Los vecinos están hartos de presentar reclamaciones a la Administración autonómica para que se solventen los desperfectos. La Xunta los reconoce y en el Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) tienen constancia de fallos en calderas, filtraciones de agua al interior de las viviendas y al garaje, el desprendimiento de baldosas de los pisos o la existencia de humedades y persianas deformadas, entre otras cosas. Los residentes indican que por sus hogares ya han pasado técnicos que han hecho fotografías. Desde el IGVS han emitido informes ordenando a la constructora que acometa los actuaciones necesarias, pero estas no acaban de llegar.