La clase de los pupitres de mezclas

Antón Parada RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

En Noia está el único instituto de toda la comarca en el que se imparte una titulación que combina el aprendizaje audiovisual con nociones de iluminación y música en vivo

20 feb 2017 . Actualizado a las 11:43 h.

Suena el timbre y los estudiantes del instituto noiés Virxe do Mar se dirigen a sus respectivas aulas para una nueva sesión lectiva. Pero el equipamiento de dos de ellas difiere de lo que habitualmente una persona esperaría encontrar en el interior de una clase. En la primera, sobre la mesa del profesor, hay una mesa de control de sonido y un altavoz de proporciones interesantes para cualquier banda musical. Al fondo, sobresale un soporte del que cuelgan focos de luz de múltiples colores.

En la siguiente habitación, las hileras de mesas cuentan con ordenadores donde los estudiantes están editando sus propios videoclips. La única explicación posible es que uno acaba de adentrarse en las entrañas del ciclo medio de Videodisyoquei de este centro. Pero esconde mucho más que lo que invita a pensar el nombre de la titulación.

«O ámbito só é unha terceira parte dos contidos que se imparten neste ciclo, cremos que a denominación máis axeitada sería a de ciclo de audiovisuais», adelantó el docente del área de sonido, Luis Miguel Alonso. Y es que, a efectos, los matriculados en esta enseñanza formativa adquieren conocimientos de sonido y de imagen, familiarizándose tanto con microfonía como con cámaras.

Aula de «scratches»

Quizás, la característica más llamativa de estos estudios pasa por los conocimientos circunscritos al espectáculo en directo, ya que se le dan a los estudiantes las nociones necesarias para realizar una sesión donde los juegos visuales de luces dancen al son del ritmo que ellos mismos pueden haber diseñado. Un hecho que actualmente es tendencia obligatoria en cualquier festival o sala de fiestas que se precie.

La duración de este ciclo medio responde al de otros de contenidos similares, con dos cursos académicos y prácticas de tres meses en empresas de la comarca o de fuera. Las ramas del sector a las que pueden optar los futuros practicantes pasan desde una cabina móvil a un estudio de fotografía.

«Acabamos de montar un estudio de radio e xusto agora tócanos pinchar», relataba Sabela Pernas, profesora de animación musical, mientras sus estudiantes la observaban con los cascos puestos, a la vez que montaban un corto para acompañar una canción. Por otra parte, los alumnos tienen el privilegio de tener en el temario una parte para dominar la técnica del scratching. Esta consiste en rascar, con la aguja del reproductor, un vinilo para distorsionar un corte de audio concreto (sample), sobre una línea instrumental.

Los alumnos

A pesar de lo atractivo de la denominación del ciclo, el perfil de los alumnos no es el de incondicionales del dubstep de Skrillex o del noventero italodance de Gabry Ponte: «Vengo aquí a formarme expresamente como técnico de sonido, pues me interesa la grabación en estudio», confesó Denís Carracedo, hijo de músico, sobre sus motivaciones.

«Yo vengo más bien por imagen y lo que llevo aprendido me ha ayudado mucho a seguir formándome, porque ya tenía un nivel básico de fotografía», indicó Irene Maqueira, más que satisfecha de la calidad docente y de la vinculación de los profesores con el mundo del audiovisual.

«Había este ciclo en otras partes, pero este centro era el que más me interesaba por su cercanía», anotó Sara López, que acababa de estar configurando una lista de temas, que acompañarían al cortometraje que entregará como trabajo de la asignatura de animación y que su grupo rodó en el mismo instituto.

Antes de abandonar el aula, el autor de estas líneas les pregunta a los jóvenes: «¿Cuál es el mejor micro en relación calidad precio?». La respuesta es unánime e inequívoca: «Shure SM-58». Claro que sí. Porque estos chicos, además de muy buen gusto, tienen futuro en esto.