La movida nocturna que se apaga

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

La crisis y el cambio de hábitos entre los clientes son, según los hosteleros, los motivos de que los locales de ocio en la comarca se hayan reducido más de la mitad

20 nov 2016 . Actualizado a las 09:52 h.

Edificios de antiguas discotecas que languidecen son el mejor recuerdo de unos años pasados en los que estos mismos inmuebles constituyeron las mecas de una fiesta que parecía no tener fin. La imagen de calles llenas de gente deambulando de un local a otro en una sucesión interminable es cada vez menos habitual en la comarca y hosteleros con una amplia trayectoria indican que la movida, al menos tal y como se conoció durante mucho tiempo, va extinguiéndose lentamente. A la hora de analizar las causas del apagón de la marcha nocturna, que se ha traducido en los últimos años en la desaparición de más de la mitad de los negocios y en la reconversión de muchos otros, los profesionales coinciden en señalar en primer lugar la crisis económica y, en segundo, un cambio de hábitos por parte de la gente. Contra lo que pueda pensarse, la mayoría no cree que su enemigo sea el botellón, sino la era digital.

Uno de los profesionales que lleva muchos años detrás de la barra es Suso Santamaría, de A Pousada, quien recuerda: «Cando formei a asociación de hostaleiros, no ano 1996, en Boiro había 72 locais de ocio nocturno e cinco discotecas. A partir do 2008 o ritmo empezou a baixar e as discotecas foron pechando».

Proyecto frustrado

Hace un par de años, unos emprendedores se hicieron cargo del local de una antigua sala de Xuño para ponerla de nuevo en marcha. Sin embargo, el proyecto yo cuajó y el negocio estuvo muy poco tiempo abierto pese a la inversión efectuada. En el casco urbano de Boiro se reabrirá en breve un antiguo local que ha pasado por distintas fases y cuyos nuevos responsables, al parecer, quieren revivir la década de los ochenta con clases de baile incluidas.

Pese a estos intentos por recuperar para la comarca el apogeo nocturno de antaño, los hosteleros indican que la disponibilidad económica de los ciudadanos ha descendido de manera significativa y señalan que este hecho, unido a los problemas vecinales generados por el ruido, los controles en las carreteras y la emigración de muchos jóvenes ha motivado que se busquen otras formas de disfrutar de las noches de los fines de semana. Un empresario del sector afirma: «Hai que analizar o poder adquisitivo dos mozos e en que invisten os cartos, que lles interesa».

En este esfuerzo por sobrevivir, son cada vez más los dueños de establecimientos que los reconvierten para incluir cocina y ofrecer la posibilidad de tomarse unas tapas. Incluso los dueños antiguos pubs se han decantado por esta alternativa. Según indican los profesionales, la comida se ha convertido en una de las formas más seguras de captar clientes y si el local ofrece música y tiene ambiente, de conseguir que quienes entraron para picar algo prolonguen su estancia.

Tanto en Boiro como en Ribeira, Noia o Muros, calles que concentraban hasta hace solo unos años a gran número de jóvenes están ahora desiertas. Muchos bajos están cerrados o albergan negocios que nada tienen que ver con la hostelería.