Una botica con ochenta primaveras

J.M. SANDE

OUTES

SANDE

La farmacia Gómez de A Serra de Outes suma la tercera generación familiar

02 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La farmacia Gómez de A Serra de Outes cumple nada menos que ochenta años proporcionando servicio, de forma ininterrumpida, a los vecinos. A Juan Gómez Barreño, fundador de esta botica en 1934, le ha sucedido su hija Deolinda Gómez Molinos, y ya hay una tercera generación familiar de farmacéuticos, con Miguel Ángel Marañón Gómez al frente, para garantizar la continuidad de esta prestación asistencial en A Serra.

Un establecimiento con tanta antigüedad no solo atesora muebles artísticos, tarros de cerámica celta rotulados con escritura gótica, o una singular registradora del siglo XIX, sino también y sobretodo, según afirma Deolinda Gómez, quien lleva ya treinta años regentando esta farmacia, las vivencias, los recuerdos, las confidencias y un cúmulo de anécdotas del vecindario del municipio de Outes.

Nuevas fórmulas

Cuando se le pregunta a Deolinda Gómez si cambió mucho la forma de trabajar en las boticas desde que conoció esta actividad, responde que la labor del farmacéutico es muy diferente: «Aún conservo el recuerdo de mi padre siempre con preparados magistrales en la trastienda. Allí se pasaba muchas horas, para atender peticiones de clientes, o simplemente elaborando y experimentando nuevas fórmulas con las que atajar dolencias o problemas físicos habituales en la época. Hoy en día, la mayoría de los fármacos vienen ya envasados o existe la posibilidad de pedirlos a las industrias. No obstante, mi familia siempre concibió la farmacia como un lugar de servicio al público, no como una simple tienda o un negocio. Con esa concepción me educaron, la tuve siempre presente, e intento transmitirla a mi hijo».

Entre las muchas particularidades históricas de este establecimiento está la existencia de un banco y Deolinda Gómez explica la historia de este elemento: «El banco sigue estando y todavía es muy utilizado por los clientes, en especial por los mayores. La fama del banco viene dada porque nosotros siempre procuramos acercarnos a los enfermos, interesarnos por sus dolencias y problemas para intentar ayudarlos. En el banco se sentaban con mi padre los pacientes y aún siguen haciéndolo ahora conmigo».

Deolinda Gómez tiene muy arraigadas las bases de su actividad, fundamentadas en las enseñanzas recibidas: «Yo concibo esta profesión como entrega, dedicación, enseñanza y apoyo al necesitado. Por eso que afirmo que las farmacias son lugares asistenciales, aquí se viene en busca de soluciones a problemas personales y debemos estar prestos siempre a ayudar».