Que los turistas madrileños y vascos que ayer se sumaron a la primera de las rutas gratuitas y guiadas que ofrece Noia Histórica para conocer la villa -continúan hoy y mañana y parten de la Alameda a las 12.00 horas- se quedasen boquiabiertos con el museo de las laudas gremiales o el imponente templo de San Martiño es, hasta cierto punto, normal. Pero que un noiés de pura cepa estuviese perplejo, completamente encantado, al escuchar la explicación que acompañaba a la visita a esos lugares y que estas mismas palabras encandilasen a una bloguera sobre turismo de Valga, acostumbrada a patear Galicia en busca de rincones especiales, es ya más meritorio. Todo eso pasaba ayer en Noia. ¿Por qué? Porque el recorrido que se ofrece, ni de lejos, es un paseo guiado al uso.
Iria Caamaño, la guía, desnuda los edificios con palabras de tal forma que uno ya no sabe si conoce o no Noia. Rebusca en leyendas, se recrea la conexión del municipio con Noé, hace bucear a los visitantes en la historia del libro El ángel perdido, que recorre alguno de los enclaves con más historia... Y el resultado de todo ello es un paseo en el que realidad y ficción acaban siendo uno. Una fórmula ideal de redescubrir la villa noiesa.