Todos a una para convertir la Dorna en fiesta de interés turístico gallego

Todavía con la resaca del Baile de Jala celebrado en la madrugada del sábado, la edición número 64 de la Festa da Dorna ya no es más que un recuerdo teñido del peculiar colorido que le impregnan el medio centenar de peñas que participan de la celebración y las decenas de miles de visitantes que se acercan hasta Ribeira atraídas por la popularidad de la fiesta.

Se trata de una notoriedad que ha alcanzado, en gran parte, gracias a su declaración como fiesta de interés turístico gallego hace siete años. Precisamente, el 30 de julio de 2003, La Voz informaba en su portada del apoyo unánime de la corporación de Ribeira a la solicitud de la Real e Ilustre Cofradía da Dorna de tramitar esta distinción de ámbito autonómico. La contestación favorable de la Xunta llegaría dos años más tarde y el cartel de la fiesta de 2005 ya pudo llevar impresa la leyenda Festa Galega de Interese Turístico por la que tanto habían luchado los dorneiros durante más de una década. De hecho, se cumplía así parte de una aspiración iniciada once años por Santiago Páramo, el primer presidente de la asociación dorneira, cuando tramitó, junto a otros peñeiros, el expediente para que la singular celebración, nacida en 1948, fuese declarada fiesta de interés turístico nacional. En aquella ocasión, la petición vino denegada porque, según la administración central, Ribeira carecía de alojamientos hoteleros para cobijar a los miles de personas que acuden a la localidad atraídas por la Dorna.

Evidentemente, en los últimos años esta situación ha cambiado. Ahora, el deseo de lograr la distinción a nivel nacional está vigente entre los organizadores. Después de dejar pasar los cinco años preceptivos tras la declaración autonómica, se han puesto manos a la obra para recopilar la documentación que acredite que la importancia de su celebración, que trasciende los límites galaicos.

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