El alcalde, Luis Oujo, dice que en ningún momento se habla de derribos, y que las alegaciones de los afectados serán estudiadas una a una por el gobierno, aunque considera que de alguna manera hay que reordenar el suelo urbano, según afirma: «Nós só nos limitamos a presentar o plan tal e como estaba cando foi elaborado por primeira vez. A partir de aí, serán os cidadáns os que decidan que queren facer e que non. Preténdese que este sexa o plan de urbanismo de todos os veciños».
Mientras, los residentes critican la actitud del gobierno local a la hora de proponer soluciones: «A todos nos din que se solucionará o problema. Pero polo de pronto a miña casa segue estando dentro desas liñas que marcan a diferenza entre ter unha propiedade asegurada ou que mañá veñan e che paguen o que a empresa queira».
El número de alegaciones no resulta muy significativo por ahora, ya que hay vecinos que tienen todavía en manos de sus abogados las alegaciones.