Se conocieron en el conservatorio de Vilagarcía y ahora tocarán el violín en la Orquesta de Niños de la Sinfónica de Galicia
29 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.A las pruebas que se presentan ambas, resultan victoriosas. Enma Gómez, diez años; y Elena Martínez, once años, han vuelto a demostrar que no les falta talento musical. El pasado domingo se presentaron a la selección de la Orquesta de Niños de la Sinfónica de Galicia, adquiriendo dos de la plazas para violinistas. Comenzarán este nuevo proyecto en septiembre, sin abandonar las cuatro horas semanales de clase en el Conservatorio de Vilagarcía, donde viven. Dos proyectos en los que sus caminos transcurrirán en paralelo y que lo harán, para tranquilidad de sus madres, sin un ápice de competitividad. Desde que se conocieron hace un año y medio, su talento al violín creció a la misma velocidad que su amistad.
Enma y Elena se conocieron en las pruebas de acceso al conservatorio. Había dos plazas para violín, que terminaron siendo para ellas. Ya en aquel entonces, sin previo conocimientos sobre el instrumento que tan bien manejan ahora, obtuvieron dos de las mejores puntuaciones en la evaluación de actitudes rítmica, psicomotriz, vocal y auditiva. Fue el comienzo de la experiencia que les lleva ahora A Coruña. «No es difícil tocarlo», señala Lucía sobre el violín. Pero, si tiene que elegir la parte más complicada es la afinación. Tras esta afirmación, la directora del Conservatorio, Rosina Sobrido, indica que es la prueba de que «tienen unas aptitudes muy buenas». «La única forma de corregirse es hacerlo de forma intuitiva, escuchándose a uno mismo», añade.
Ambas amigas llegaron A Coruña con los deberes hechos. Apostaron por opciones diferentes: Mientras que Enma interpretó el Concierto de Vivaldi en Sol Mayor y Allegro Non Troppo de Mendelssohn; Elena eligió una única obra, el Concierto de Ferdinand Küchler en Opus 15. «Preparamos los movimientos durante el curso, para la audición final», explican las niñas, que comenzarán en septiembre el tercer curso de grado elemental en el Conservatorio. Cuatro horas semanales de violín, educación auditiva y vocal y lenguaje musical que combinarán con su cita A Coruña una vez cada quince días. «Todavía no nos concretaron horarios, pero lo previsible es que los ensayos sean los sábados por la mañana cada dos semanas», explican sus madres. «Lo único malo es que habrá que madrugar», bromea Elena, que cuenta que se levantará una hora antes de lo que lo hace a diario para acudir al colegio O Piñeiriño. Enma, por su parte, acude A Escardia. El año que viene será ajetreado para ambas.
«Tengo ganas de que llegue septiembre para empezar», asegura Enma. «El Palacio de la Ópera es grande y alto, da vértigo», añade Lucía. Se muestran entusiasmadas con el lugar en el que harán los ensayos de la Orquesta Infantil. La oportunidad, añade Sobrido, «es muy buena». Les servirá para completar la formación que reciben de la mano del profesor de violín del conservatorio, Pablo Vidal. «En el grado elemental no hay clases de orquesta, así que podrán adquirirlas allí», añade. Lo harán, además, «de la mano de una de las mejores orquestas de España». A pesar de la edad, esta impresión es compartida por las niñas. «Deseo que lleguemos a tocar igual que ellos», dice Lucía. O, «incluso mejor, aunque sea difícil», añade. Con el entusiasmo y las ganas que ponen ambas no parece imposible.
Aunque las clases de violín fueron su primera incursión musical, están acostumbradas a que su casa sea un pequeño auditorio. «Mi madre toca el violonchelo y mi padre la guitarra», explica Enma. En el hogar de Lucía, la situación no es muy distinta. «Hay bastante músicos en mi familia, mi madre, por ejemplo, toca la flauta travesera. Yo soy la diferente, la única que apostó por un instrumento de cuerda», explica. Pero, no solo eso, si la primera reconoce que le gusta escuchar todo tipo de música, la segundo indica que a los tres comenzó dándole «toques sin ton ni son» a un piano de juguete.
Hablan con complicidad, sabiendo que la experiencia que les espera a la vuelta de las vacaciones no sería lo mismo si la otra no lo hubiese conseguido.
Con diez y once años respectivamente reciben cuatro horas semanales de clase
Ambas comenzarán el próximo septiembre con
los ensayos en
A Coruña