Un poeta loco por The Cure con mucha Esperanza

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Mónica irago

Su cara más personal está lejos de los despachos. Sus pasiones son la música, el cine y la literatura

11 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con 17 años daba el cante con un penacho en la cabeza emulando a Robert Smith. Era un tirillas que vestía de negro, se las daba de inconformista y su mundo era el punk-rock. Lo de la poesía vendría después. La culpa fue de Begoña González, la profesora de Literatura del instituto Ramón Cabanillas (Cambados) que le hizo amar las letras. Así que Augusto Chaves se fue ha estudiar Filología Hispánica a Santiago y se lanzó con su primer libro de poemas: Visión interior. Aún habría dos más, La luz acaecida y la «obra de madurez» Anatomía de la noche. Hace unos años dijo que no iba a publicar más; hoy ya lo duda. «No lo descarto, tengo poemas suficientes para un cuarto libro», comenta.

Su trabajo en la asociación Esperanza Salnés lo absorbe por completo. Lleva 18 años como gerente de esta asociación de ayuda al discapacitado y sigue en las mismas; mendigando financiación en las administraciones para que los niños que acuden al centro de Cambados puedan seguir recibiendo las terapias que tanto necesitan. Las ayudas de la Xunta y de los ayuntamientos solo alcanzan hasta febrero, y la Diputación sigue sin soltar un euro, se lamenta el gerente. ¿Cómo encontrar tiempo y ánimo de espíritu para ponerse a escribir con este panorama? Aunque su pluma siempre está disponible para colaborar con los amigos; que si el homenaje a Teresa Plasencia, que si el Artefacto que coordina Fernando Arenaz...

La música y el cine son sus otras grandes pasiones. Su particular tesoro se alimenta de cientos de deuvedés y cedés fruto de muchos años de coleccionismo. Lo de devorar cómics y llenar las estanterías de superhéroes son aficiones más tardías. «Sí, puede que tenga un punto friki, lo que no hacía de crío porque la economía no me lo permitía lo empecé a hacer con 35 años. A lo que no le doy es a los videojuegos», explica.

Hoy, a sus 46 años, le ha cambiado la perspectiva de algunas cosas. «Con el paso del tiempo dejas las posturas esnobistas y de atender solo a los productos de culto. A todo se le encuentra algo de interés». Los 40 Principales todavía se le atragantan pero «he ampliado el abanico y consumo también la ‘música de negro’, que decía Duque Ellington: jazz, punk, soul...». No solo le han cambiado los gustos. Quién le iba a decir a aquel chaval rebelde y exclusivo que cantaba con los libros bajo el brazo o al treintañero que pinchaba música electrónica en las salas de Vigo y Santiago que iba a acabar estrechando manos y compartiendo ruedas de prensa con altos cargos. Nunca le atrajo la política, afirma, pero no le queda otra que rodearse de políticos en busca del sostén económico de la asociación. «Hay que andar con pies de plomo, no hay que cerrar ninguna puerta», comenta con su verbo certero y contundente. «El desgaste y la afectación emocional son muy grandes pero Esperanza es una parte fundamental en mi vida y mi idea es morir con la institución, sea donde sea que nos lleve el futuro».

En el presente, lo que toca es seguir luchando por la subvención de turno y cocinar para La Voz de Galicia. «En esto soy un desastre, lo mío es la cocina de supervivencia, llego del trabajo y a las cuatro de la tarde no me voy a poner a hacer un arrocito». Por eso es de agradecer que haya encontrado un momento para preparar un revuelto de champiñones con jamón serrano y tomates cherry. Había que esmerarse para la foto y, gracias a eso, el jueves comió caliente. «Estoy haciendo propósito de enmienda y me estoy proponiendo comer sano. Yo siempre fui delgado y ahora estoy gordo como un ceporro, no puede ser» [risas]. ¿Y el deporte? Augusto Chaves hizo sus pinitos en el tenis de mesa. Se inició en La Cultural de Cambados y llegó a campeón gallego universitario. Sus últimos partidos los disputó con el Liceo de Vilagarcía. «Lo dejé por agotamiento pero el tenis de mesa es muy importante en mi vida, en las Olimpiadas me vi todos los partidos por televisión». Porque lo de ir a diario al gimnasio ya se le hace muy cuesta arriba.

Pero por encima de todo está el arte. «Soy un ávido consumidor de cultura», señala. Música, cine, literatura, cómic, pintura? El próximo capricho se lo dará en noviembre. The Cure toca en Madrid, y Augusto, como no, estará allí para corear Just Like Heaven. Y van seis.