Guerra a la estrictina en el monte

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

VALGA

RAMON LEIRO

Medio Ambiente, con el aplauso de los cazadores, endurece su lucha contra el veneno

23 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El depósito de veneno en el monte o en espacios abiertos como calles y parques es un delito. Una práctica que tiene mala fama, que está perseguida y que cada año, según admite la Xunta, causa la muerte de animales tanto silvestres como perros de caza. Pontevedra es, junto con A Coruña, la provincia donde se dan más casos. Concretamente el 38,2 % de los envenenamientos confirmados se produjeron en la provincia pontevedresa. La Consellería de Medio Ambiente publicó el pasado martes la nueva normativa contra el uso ilegal de veneno en el medio natural y estableció una línea de actuación para erradicarlo. La Federación Provincial de Caza ya ha confirmado su aprobación a esta normativa y su apoyo a la aplicación de un duro régimen de sanciones.

¿Cuál es el veneno más frecuente en el monte pontevedrés? La Dirección Xeral de Patrimonio Natural lo tiene claro: la estricnina. El tradicional recurso para acabar con las ratas en las viviendas también es el principal culpable de la muerte de animales en el monte, pero también en calles de villas de la comarca.

En el período 1997 a 2016, el departamento autonómico ha detectado 64 episodios sospechosos en la provincia y que fueron tratados como presuntos casos de envenamiento. De esta cifra y por diversas razones, solo se pudo confirmar la presencia de veneno en 47 episodios. La estricnina se lideró esta relación al encontrarse en 29 de las muestras positivas de veneno. Hay otros productos que también matan, por ejemplo, en Moraña, se encontró un cebo con metiocarb en ese período de referencia.

De los 47 episodios confirmados de veneno, un alto número (16) se encontró en cebos, hallados en distintos lugares de la provincia y en diferentes condiciones, desde montes hasta entornos habitados. Los cebos abandonados en el monte son una tentación muy fuerte para todo tipo de animales, no solo los perros.

Los canes son, efectivamente, las especies más dañadas por el veneno. En el 2007 se produjo uno de esos episodios mortales y que llegó a causar una importante alarma en Marín tanto entre los cazadores como en los dueños de mascotas. En el otoño de ese año alguien dejó en el monte en el entorno del área recreativa de Cotorredondo y en el tecor del monte Gagán, entre Marín y Moaña, numerosos cebos que provocaron la muerte de hasta doce perros de caza. Se llego a tener que cerrar el tecor para evitar más muertes de perros y se peinó la ladera boscosa en búsqueda de más trampas mortales.

La Dirección Xeral de Patrimonio Natural ha determinado que el veneno fue la causa de la muerte de perros en un total de 27 ocasiones. Una cifra elevada que revela hasta que punto esta especie es vulnerable a esta práctica. Por esta razón, numerosas sociedades de cazadores han tomado medidas para garantizar, en la media de lo posible, el buen estado de sus cotos en cuanto a este tipo de prácticas.

Un episodio con la gineta

El departamento autonómico ha identificado la mortandad de otros animales por esta práctica ilegal. En Valga, por ejemplo, cebos con estricnina provocaron la muerte de cornejas (Corvus corone). Otros animales envenanados incluyeron a zorros y gaviotas, a razón de un episodio por cada especie. Llama la atención la presencia de una especie más rara y escurridiza, la gineta (Genetta genetta), un carnívoro salvaje que saltó a la fama en España de la mano de los documentales de Rodríguez de la Fuente.

En un período de 19 años del informe que maneja Medio Ambiente, se ha determinado la presencia de veneno en el monte en un total de 35 municipios de la provincia. Lidera la lista Moaña, donde esta práctica ha sido detectada en cinco ocasiones en este período. Le siguen en esta lista Mondariz y Pontevedra, con cuatro cada uno, mientras que Ponteareas y Fornelos de Montes registraron tres episodios de envenenamiento.

En la comarca arousana, en este período de 19 años del estudio autonómico, se han confirmado episodios de esta índole en Vilanova (2), Valga (1), Ribadumia (1) y Meaño (1).

Estas cifras podrían ser más elevadas, pero la dificultad para clarificar algunos episodios sospechosos y el hecho de que se producen en el monte y no todos se descubren a tiempo son dificultades a tener en cuenta también.