«Cando saltei do bote e botei a nadar pensei que ía morrer»

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso SANXENXO / LA VOZ

AROUSA

Carramón no se cansa de repetir una historia que lo ha hecho famoso

17 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hasta hace unos días Carramón, como se conoce a Carlos Carballa, era el DJ más conocido de la comarca. Ese por el que suspiran todas las novias para amenizar sus bodas. Pero el pasado sábado, este vecino de Portonovo se hizo famoso en toda España por haber sido uno de los supervivientes del naufragio del Costa Concordia. Ya ha perdido la cuenta de cuántas veces ha narrado su peripecia, pero no se aburre. Con paciencia infinita atiende al teléfono y a los periodistas que pasan por su puerta. «Mañá entro en directo nunha televisión de Aragón», explica mientras, una vez más, móvil y fijo empiezan a sonar al unísono. Los contesta y vuelve a empezar. «Estábamos ceando...».

«Eran as nove e vinte e acabábamos de cear o primeiro prato cando sentimos como se o barco encallara». Así prosigue el relato que Carramón cuenta con igual pasión a amigos y familiares, que quieren abrazarle porque no se creen lo sucedido, y a la infinidad de medios que se han puesto en contacto con él. Nunca pensó que su historia pudiera dar para tanto. «Pensei que todo remataría onte», asegura. Pero no ha sido así. La primera vez que tuvo constancia de la trascendencia de su noticia fue cuando llegó al aeropuerto de Madrid. Quiso comprar los periódicos que hablaban de la catástrofe «e deixeime cincuenta euros no quiosco», asegura.

Tan cerca de la costa

Y prosigue: «O primeiro que fixen foi subir a última cuberta e sorprendeume ver o cerca que estaban as luces do pobo. ¡Que raro que un barco desta envergadura pase tan preto da costa!, pensei». Pero la gente estaba tranquila. Tanto que él optó por ir a su camarote, coger la documentación, su cámara, su Ipad y comenzó a retratarlo todo. Sus fotos se pueden ver en toda la prensa. Parecen sacadas del Titanic. «Sentía que estaba nunha película. Titanic véuseme á cabeza tres ou catro a veces. A primeira, cando o bote quedou atrancado, lembreime de como caían na película. Foi a primeira vez que sentín medo». Pero no la única, «a segunda foi cando saltei do bote e botei a nadar, pensei que ía morrer». No fue así. Y conserva otra imagen grabada. «Cando alcancei a roca sentín un silencio incrible. E paxaros que piaban. Con todo o que estaba pasando e alí había silencio», añade.

En su opinión, no solo falló el capitán. «Non houbo información ningunha sobre planes de evacuación. Nun barco así era imposible que pasara nada», afirma. Y añade «equivocáronse porque estivemos hora e media sen facer nada». Un tiempo precioso, en el que pudo haber comenzado el desalojo del barco. Esto también se ve en sus fotos. Gente con el chaleco salvavidas puesto, charlando tranquilamente. Él quiso quedarse con ese chaleco. Esa pieza y la tarjeta de su cámara se convirtieron para él en lo más importante. «Era importante para min, porque me salvou a vida», asegura. Pero el chaleco no pudo llegar a España. Logró pasar los primeros controles, pero en el aeropuerto de Roma tuvo que dejarlo. «Dixen que me quedaba en Roma se non mo deixaban pasar. E o policía dixo que bueno, que quedara», asegura. Salvó la tarjeta y sus imágenes son un relato único de la tragedia.

¿Volvería a subirse a un crucero? «O antes posible. É moi difícil que volva ocorrer. Foi un fallo humano clarísimo. Ata o momento do choque, é unha experiencia altamente recomendable», concluye.

carlos carballa náufrago del «costa concordia»