Francisco Fuster firma el prólogo a la reedición de una de las cumbres de la bibliografía de Camba: Playas, montañas y ciudades.
-¿Sigue hoy vigente su obra?
-Camba escribió más de cuatro mil artículos a lo largo de su carrera, de los cuales apenas un tercio fueron recogidos en formato libro. La obra más descriptiva que analítica puede haber perdido su valor; pero las reflexiones del Camba «sociólogo» que piensa como un fino observador de lo cotidiano no han sido todavía superadas.
-A 50 años vista, ¿ha sido suficientemente reconocido?
-Desde mi punto de vista, no. Y la prueba de ello es que algunos de sus libros llevan décadas sin ser reeditados (algunos otros no lo han sido nunca) y que muchos de sus artículos permanecen olvidados en la hemeroteca. A Camba le sucede un poco lo que a Pío Baroja: más que los críticos o los investigadores, son los lectores cambianos quienes mejor contribuyen a mantener vivo su recuerdo.
-Sostiene que Camba dominaba «el difícil arte de la brevedad».
-Camba siempre trató de reducir sus textos a la mínima expresión. Fue algo que le preocupó y tiene varias decenas de artículos en lo que reflexiona precisamente sobre este punto, sobre la compleja técnica de la síntesis.
-También dominaba la producción: él mismo decía que era «una fábrica de artículos».
-Pero se refería no a la producción, sino a su capacidad verdaderamente asombrosa para convertir cualquier cosa en material para su trabajo. Para Camba, que trabajaba con la limitación del tiempo que exige la colaboración diaria, por encima de todo estaba la necesidad de salir a la calle y no desechar ningún detalle susceptible de ser contado.
-¿No se echa hoy de menos su afilada ironía?
-El sentido del humor siempre se echa de menos. En España ha habido después de Camba muy buenos columnistas, pero nadie ha cultivado un estilo parecido al de Camba, sobre todo en su faceta de microsociólogo, de analista que toma la parte para describir el todo.
-Su articulismo está a la altura de la mejor literatura, ¿no?
-Está a la altura del mejor periodismo que se ha hecho en España. Lo que ocurre es que en los manuales de historia de la literatura española no se tiene en cuenta la obra publicada en la prensa. La novela ha sido y es la que establece de alguna forma el canon.
Francisco Fuster es investigador en la Universidad de Valencia