Los estadounidenses celebran el fallecimiento del hombre cuya búsqueda los obsesionó 10 años. Barack Obama visitará la Zona Cero el jueves para reunirse con familiares de las víctimas.
03 may 2011 . Actualizado a las 13:11 h.El terrorista más buscado del mundo no se encontraba en montañas lejanas ni en desiertos remotos. Los servicios de inteligencia de EE.?UU. lo localizaron a tan solo 50 kilómetros al norte de Islamabad, la capital de Pakistán. Osama Bin Laden, el enemigo número uno de la nación estadounidense, tampoco se escondía en oscuras cuevas ni en zulos subterráneos, como solía hacer en las montañas afganas de Tora-Bora. Residía en compañía de escasos fieles en un complejo fortificado, supuestamente valorado en unos 600.000 euros, en la población de Abbottabad, plaza militar desde los tiempos de la dominación británica. El hombre que reivindicó los atentados contra las Torres Gemelas y que burló durante 10 años al servicio secreto más poderoso del mundo murió de un disparo en la cabeza en una operación militar relámpago que apenas duró 40 minutos y en la que murieron otros tres hombres y una mujer. Lo que George W. Bush no consiguió en sus dos mandatos lo lograba un satisfecho Barack Obama con solo dos años en el poder.
Casi siempre que se persigue a alguien la clave suele estar en seguir la pista de sus contactos. En este caso, el señuelo era un mensajero que una y otra vez aparecía relacionado con Bin Laden en los interrogatorios de los presos de Guantánamo desde hace cuatro años. Se trataba de un protegido del cerebro del atentado contra las torres gemelas, Jalid Sheij Mohamed, aunque su identidad no ha sido revelada. Hace dos años se pudo localizar la zona de Pakistán donde el correo operaba y un documento desvelado por Wikileaks apunta que podría tratarse de Maulawi Abd al Khaliq Jan.
El refugio exacto no se detectó hasta el verano del 2010. Según relató el propio Obama en su alocución a la nación poco antes de la medianoche -5.30 horas en España-, en agosto del año pasado fue informado de la pista que podría llevar al escondite de Bin Laden. Desde este momento se organizó una amplia campaña de espionaje vía satélite de la vivienda. De esta forma, según The Guardian, en septiembre pudo inferirse que el mensajero y su hermano vivían con una familia que podría ser la de Bin Laden. «Finalmente la semana pasada decidí que teníamos suficiente información para entrar en acción y autoricé una operación para llevarlo ante la Justicia», aseguró el presidente Obama.
El operativo
Pero Bin Laden nunca será juzgado. La operación militar, encargada a los equipos de élite de la Armada conocidos como Navy-Seals, se inició a las diez de la noche hora española (una de la madrugada hora local). Según la mayoría de las fuentes, participaron dos helicópteros, en una operación definida como «quirúrgica» por el Pentágono. Abbottabad es una ciudad relativamente poblada -unos 200.000 habitantes- y el objetivo era evitar víctimas civiles. Pero Bin Laden y los suyos se resistieron y se produjo un tiroteo sobre el que no hay muchos detalles, pero que terminó con la muerte del líder de Al Qaida, dos mensajeros, un hijo de Bin Laden y una mujer que al parecer era una de sus esposas. Según el consejero para la Lucha Antiterrorista, John Brennan, el terrorista la utilizó como «escudo humano» durante el ataque. No hubo bajas estadounidenses. Tampoco prisioneros.
La cadena ABC facilitó imágenes del interior de la vivienda-búnker después del asalto: el desorden y las manchas de sangre por doquier dan idea del combate cuerpo a cuerpo que se libró en la casa. Tras el tiroteo, los militares recuperaron el cadáver de Bin Laden y lo transportaron en helicóptero a la base afgana de Bagram, donde se contrastó su ADN.
Por razones de seguridad, el último refugio de Bin Laden no contaba con ningún tipo de conexión telefónica o a Internet, aunque parecía hecho a su medida. Algunas fuentes citadas por medios estadounidenses refieren que el grupo que la habitaba quemaba la basura para no dejar pistas. Testimonios recogidos en Abbottabad muestran la sorpresa de sus habitantes por la identidad de los inquilinos.
A miles de kilómetros de distancia, el presidente Obama declaraba que el mundo es ahora «un lugar más seguro».