Cuba recibe un nuevo castigo con las bajas temperaturas

Natasha Vázquez LA HABANA/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Los ciudadanos no tienen calefacción ni ropa para afrontar un invierno crudo

28 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«Y eso que decían que Cuba es un eterno verano?», recuerda Adalberto Rodríguez sentado en un costado de la avenida del Puerto, mientras trata de abrigarse con una vieja chaqueta de pana. Este hombre, que ha vivido ya 73 largos inviernos en La Habana, no recuerda nada parecido a lo de los últimos tiempos. «Solo el año pasado fue bastante frío, pero no tanto como este», asevera.

Con Adalberto coinciden las estadísticas del Instituto Nacional de Meteorología, que, según el especialista José Rubiera, registraron en una sola noche de este mes de diciembre 31 récords de bajas temperaturas en distintos puntos del país. En el municipio de Colón (Matanzas), los termómetros bajaron hasta 1,9 grados, un registro completamente inaudito.

«Creíamos que en cualquier momento empezaba a nevar», cuenta Cary Ortega, habitante de ese pueblo que se encuentra no muy lejos de Varadero. «Yo no encontraba cómo abrigar más a los niños, fue una noche difícil y hubo otras parecidas a esa».

Aunque a un europeo habituado a los inviernos crudos, con fuertes nevadas, le pueda parecer que no es para tanto, hay varios factores que provocan que en Cuba el frío se sienta más. El primero, la alta humedad relativa. Después, los fuertes vientos que a veces acompañan a estos frentes fríos. Pero, sobre todo, que el país y su gente no están preparados para soportar las bajas temperaturas cuando llegan.

Las casas y demás inmuebles se construyen pensando en que sean lo más frescas posible y la calefacción es totalmente inexistente, lo que provoca que dentro sea necesario estar más abrigado incluso que fuera. Tampoco la mayoría de la gente cuenta con ropa y calzado de abrigo adecuados.

«Para comprarme una prenda de vestir tengo que destinar la mitad de mi salario del mes, como mínimo», dice el joven arquitecto Dayán Romero. «Por eso, priorizo las prendas de verano, pero estos días se echa en falta un buen abrigo».

No son pocos los que, a falta de ropa adecuada, deben echar mano de varias camisetas de verano que, superpuestas, ofrecen algo de calorcillo. Otros con más posibilidades sacan a las calles prendas habitualmente ausentes de estas latitudes. «Por primera vez he usado aquí bufanda, gorro y botas. La misma ropa que guardaba desde que viajé a Canadá hace tres años», afirma aun asombrada Yeny Fernández, de 32 años.

Algunos han sacado abrigos hasta del baúl de los recuerdos, como el ingeniero Jorge Fernández. «Encontré en casa ropa de cuando estudiaba en la Unión Soviética, en los ochenta, y la estoy usando».

Lo cierto es que el cambio climático que sufre el planeta también parece estar haciendo de las suyas en la isla. Y eso que históricamente los meses más fríos acostumbran a ser enero y febrero. «Si eso es ahora, no quiero ver cuando empiece el año», dice Irma Madruga mientras alude a una antigua frase que se utiliza para indicar mucho frío: «Seguro que chiflará el mono».