Un fuego provocado por presos mata a 81 de ellos en una cárcel chilena
INTERNACIONAL
Muchos parientes de reclusos presenciaron las llamas porque era día de visita y habían llegado con antelación. Solo cuatro guardias custodiaban a los reclusos.
09 dic 2010 . Actualizado a las 10:09 h.Un total de 81 reos muertos y 13 heridos graves es el saldo que ha dejado el incendio acaecido sobre las 05.00 horas de ayer en la cárcel San Miguel, en el sur de Santiago de Chile.
A esa hora, el cuarto piso de la torre 5 del centro penitenciario era devorado por las llamas. El uso de un lanzallamas artesanal durante una pelea entre reclusos fue el causante de la mayor tragedia penitenciaria ocurrida en Chile en toda su historia. En el momento del suceso, solo cuatro gendarmes se encargaban de custodiar a los 1.900 reclusos, mientras 25 vigilaban el perímetro de la cárcel, quedando de manifiesto la precariedad con la que funcionan las cárceles chilenas.
Era día de visita. Varios familiares de los reclusos que llegaban con antelación para tener contacto con ellos, fueron testigos de las llamas que salían desde la cárcel. Más tarde, ante la falta de información sobre lo ocurrido, los desmayos, ataques de histeria y angustia se apoderaron de algunos familiares, provocando un ataque con piedras contra la fuerza policial y medios de comunicación.
Desde el interior de la cárcel, según han manifestado en el cuerpo de bomberos, se recibió una llamada a las 05.48 horas que daba la alarma sobre el inicio de las llamas. Los vehículos de bomberos llegaban al penal a las 05.57 horas. Esta llamada, siempre según bomberos, era realizada desde un teléfono móvil y ratificada por la gendarmería.
Los teléfonos móviles de los propios reos, a pesar de estar prohibidos por el reglamento penitenciario, han servido para informar a la prensa. Un preso dijo por teléfono a un canal de televisión que el contacto con los bomberos lo realizaron los reclusos al no obtener respuesta de los gendarmes a sus llamadas de auxilio. Por su parte, representantes de Gendarmería de Chile lo niegan. Esta confusión deberá ser aclarada por la investigación, encargada al fiscal especial Alejandro Peña, al igual que las denuncias por falta de auxilio que han realizado los reclusos.
Los fallecidos eran en su mayoría reclusos «primerizos» y «reos de baja peligrosidad», como por ejemplo Bastián Arriagada, un joven de 20 años, que estaba en prisión preventiva por la venta de películas piratas.
La versión oficial sobre las causas que produjeron la mayor tragedia de las cárceles chilenas no será hecha pública hasta que finalice la investigación, pero lo que ha trascendido son las ínfimas condiciones higiénicas y de seguridad en la que viven hacinados los reclusos, que ya plantean huelgas de hambre.