El abogado de las suecas que denunciaron a Assange afirma que no están dirigidas por Estados Unidos

Thomas Borchert ESTOCOLMO/DPA.

INTERNACIONAL

09 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Para muchos se trata de una conspiración de la CIA contra Assange. Pero en Estocolmo se considera que la detención del activista es la consecuencia lógica de un proceso por un delito sexual, ya que, en Suecia, cuando una de las partes no consiente la relación, el caso puede ser constitutivo de delito.

Claes Borgström, el abogado de las dos mujeres que a mediados de agosto denunciaron a Assange, pasó ayer a la ofensiva. «Miente cuando asegura que mis clientas forman parte de un conspiración en su contra y en contra de Wikileaks dirigida por EE.?UU.». Sus dos defendidas, explicó, acudieron a la policía para «dejarse asesorar». Ellas sencillamente relataron lo que les había sucedido. «Cuando la policía al cargo vio de lo que se trataba, acudió al fiscal. Y entonces comenzaron las investigaciones».

En Suecia, el Código Penal prevé una condena de hasta seis años de cárcel por violación, y en casos «menos flagrantes» de hasta cuatro años. La policía y la Fiscalía suecas se mueven desde hace más de diez años en una ambiente dominado por feministas. El calificativo «feminista» en Suecia lo emplea cualquier político (varón) sueco. El hecho de que el país fuese el primero del mundo en 1999 en penalizar la venta de cualquier servicio sexual, hizo de la nación un referente de renombre internacional.

«Se trata de dos mujeres normales suecas, que admiraban a Assange por su trabajo», comentó Borgström. La violación puede ser otra cosa que un hombre que aparece por sorpresa y ataca violentamente a una mujer desconocida. Y agregó: «Existen nuevos métodos para obligar a alguien a mantener relaciones sexuales contra su propia voluntad. Y eso lo pueden afirmar miles de mujeres».

El abogado no ofreció detalles, pero confirmó por primera vez de forma indirecta que las acusaciones giran sobre haber tenido relaciones sexuales sin preservativo en contra de la voluntad de ambas. Ellas, dijo, querían consultar con la policía por el riesgo de un posible contagio de sida.

El abogado es un jurista reconocido por hacer carrera en la «variante sueca del feminismo». Entre el 2000 y el 2007 fue un «defensor del pueblo de la igualdad entre géneros» y exigió el boicot del Mundial de Fútbol en Alemania porque se estimaba que en esas semanas trabajarían 50.000 mujeres en la prostitución forzosa.

Suecia, dijo entonces, no debería apoyar esa forma de comercio de esclavos. Además, apoyó el nuevo partido de mujeres Iniciativa Feminista exigiendo que se reconociera una «culpa colectiva masculina» por la violencia contra las mujeres. Borgström no es un caso aislado por sus ideas. En Estocolmo tiene un bufete que comparte con el ex ministro de Justicia socialdemócrata Thomas Bodström y además aconseja a esa formación como experto en igualdad.

La mayoría de observadores en la capital sueca están convencidos que la fiscala Marianne Ny con su insistencia en la detención de Assange pensaba más en una posible confrontación con Borgström que en la presión de Washington.