El Tribunal de Justicia de La Haya avala la independencia de Kosovo

Juan Oliver BRUSELAS/LA VOZ.

INTERNACIONAL

El fallo afirma que la declaración unilateral no violó las normas internacionales ni las resoluciones de la ONU

23 jul 2010 . Actualizado a las 02:17 h.

No hay ninguna norma en el derecho internacional amparado por las Naciones Unidas que prohíba a un territorio declararse independiente. Así que la Asamblea de Kosovo no violó esas normas cuando el 18 de febrero del 2008 declaró de manera unilateral la independencia de la hasta entonces provincia de Serbia. Ese es el resumen de la larguísima sentencia que ayer se leyó en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya: «La Asamblea de Kosovo tenía poder para tomar decisiones que afectaran a su orden legal», explicó el presidente del tribunal, el japonés, Hisashi Owada. Según el fallo, la declaración de independencia tampoco violó la resolución 1.244 del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, que estableció la tutela de Kosovo tras la cruenta guerra de los Balcanes.

El dictamen no es vinculante pero, dado que el tribunal es el principal órgano jurisdiccional de las Naciones Unidas, su relevancia parece definitiva. Así lo entendieron ayer las miles de personas que salieron a celebrarlo en Prístina, la capital, rememorando las noches de fiesta que se sucedieron hace dos años y medio en las calles de la ciudad.

Más que un agravio

Para los serbios, en cambio, representa algo más que un agravio, dado que Kosovo no era solo una de sus provincias, sino el corazón mismo de su identidad colectiva, e incluso el núcleo del pensamiento nacionalista que sustenta la idea de una Gran Serbia expandida a todos los pueblos eslavos de Europa.

A pesar de que allí viven un 88% de albanokosovares y menos de un 8% de serbios, fue precisamente en Kosovo donde el líder serbio Slobodan Milosevic dio en 1989 el discurso en el que algunos historiadores sitúan el comienzo de las sangrientas matanzas étnicas de los noventa en la ex Yugoslavia. Milosevic murió hace cuatro años en una celda del Tribunal Penal Internacional creado para juzgar los crímenes de aquella guerra. También está en La Haya el Tribunal de Justicia en el que, probablemente, murió ayer la última esperanza del nacionalismo serbio.