Uribe deja una Colombia alejada del chavismo y con las FARC debilitadas

Susan Abad BOGOTÁ/LA VOZ.

INTERNACIONAL

El presidente concluye su mandato con un 70% de popularidad pese al caso de las escuchas ilegales, su enfrentamiento con la Justicia y las ejecuciones extrajudiciales

30 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Como dos caras de la misma moneda, tras ocho años de Gobierno, Álvaro Uribe deja una Colombia segura en carreteras y en el campo, pero con altos índices de violencia en las ciudades; una economía que fue la que más avanzó en la región, frente al 13% de desempleo, 45,5% de pobreza y 16,4% de indigencia.

Un panorama «de reflexión para quien gane la presidencia», asegura a La Voz el analista Luis Eduardo Celis. «¿Quién puede decir que el presidente no intentó derrotar a la guerrilla? Lo hizo con vida, alma y sombrero, pero no lo logró y ese va a ser un punto de reflexión de que no es militarmente como se puede derrotar a la guerrilla». Sin embargo, añade que «también hay que tener en cuenta que en el 2002 [al inicio del Gobierno de Uribe] las FARC creían que podían derrotar al Estado y tomar el poder, y Uribe las disuadió».

En lo que Celis llama una «democracia con autoritarismo», el presidente -que a tres meses de dejar el Gobierno ostenta un 70% de popularidad- también deja varios sinsabores, como su enfrentamiento a la Justicia, el uso del Estado para acciones ilegales como las interceptaciones telefónicas y las ejecuciones extrajudiciales de civiles, realizadas por el Ejército, para hacerlos pasar por guerrilleros.

Pese al arrinconamiento de las FARC -que pasó de 18.000 a 6.000 combatientes- y la desmovilización de 32.000 paramilitares, Uribe no logró frenar el desplazamiento de 2,4 millones de colombianos que se sumaron a los 4,9 millones que abandonaron sus hogares por la violencia en los últimos 25 años.

Otra misión a la que tendrá que hacer frente el próximo presidente será el restablecimiento de las relaciones con Venezuela y Ecuador.

Las difíciles relaciones con el presidente Hugo Chávez fueron una constante para Uribe hasta que el año pasado -con el anuncio de que Colombia acordaba con EE.?UU. el préstamo de las bases militares-, Venezuela decidió congelar las relaciones diplomáticas con este país. La medida ha determinado una baja del 72% en el comercio entre ambos Estados y un incremento de la violencia en sus fronteras, donde, según la fundación Progresar, han sido asesinadas 16.000 personas y otras 1.800 han desaparecido en la última década.

El bombardeo, en territorio ecuatoriano, de un campamento de las FARC, donde murió el jefe guerrillero Raúl Reyes, determinó en marzo del 2008 el alejamiento de Ecuador.

Como si fuera poca la lista de desafíos, el presidente que asuma tendrá que manejar un Congreso cuyos integrantes, al parecer, no se han desligado de sus nexos con el narcotráfico y los paramilitares. Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral dijo a La Voz que «al menos 30 senadores, de los elegidos en marzo pasado, tienen nexos con las Autodefensas u otros líos con la Justicia».