Los disturbios se extienden a toda Tailandia

Miguel F. Rovira BANGKOK/EFE.

INTERNACIONAL

Pese a la detención de sus principales líderes, los manifestantes incendiaron 27 edificios, entre ellos el de la Bolsa

20 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Gobierno de Tailandia declaró ayer el toque de queda en Bangkok y en 23 provincias del norte y el nordeste para contener la violenta erupción que se produjo tanto en la capital como en otras zonas del país en respuesta al asalto de las tropas contra el bastión de los camisas rojas.

Al menos 15 personas, entre ellas un reportero italiano, murieron y unas 60 resultaron heridas durante los tiroteos librados por manifestantes y soldados, que, apoyados por blindados, penetraron por todos los flancos en la zona ocupada desde hacía casi seis semanas. Otras dos personas perdieron la vida en los disturbios que estallaron en varias provincias del nordeste del país, donde los camisas rojas atacaron edificios oficiales en represalia.

A las tropas les costó poco esfuerzo derribar y sobrepasar las barricadas de neumáticos y las empalizadas hechas de cañas de bambú, que los camisas rojas rociaron previamente con combustible para quemarlas al paso de los soldados. Después de avanzar unos cientos de metros por diferentes calles sin encontrar casi resistencia, las tropas se detuvieron a escasa distancia del epicentro del campamento, en el que había en aquellos momentos unos 3.000 manifestantes, entre ellos mujeres y personas mayores.

Cerca, paramilitares del frente rojo, algunos de ellos con armas de fuego, se entregaron y fueron detenidos, mientras los soldados estrechaban el cerco para evitar que los cabecillas escapasen aprovechando el caos. Con los líderes y manifestantes acorralados, el Gobierno tailandés anunció en un mensaje televisado que la operación militar había sido un éxito.

Cabecillas detenidos

Siete horas después de que las tropas entraran en la fortaleza, los cabecillas de la protesta anunciaban su rendición y pedían a sus seguidores por la megafonía del campamento que se marcharan.

«Vosotros sabéis que nunca os abandonaré, pero ha llegado el momento de evitar más muertes», dijo Jatuporn Promphan, el dirigente del ala del frente rojo. Unos minutos después, tanto él como otros líderes del frente fueron escoltados por agentes hacia el cuartel general de la policía, situado a escasa distancia. Otro de los jefes del ala dura, el ex cantante de melodías Arisman Pongruengrong, fue capturado cuando pretendía abandonar la ciudad.

La reacción al asalto, la rendición y detención de los líderes de la protesta no tardó en llegar. En las afueras de Bangkok, unos cientos de partidarios del frente antigubernamental asaltaron y tomaron el control de la instalación de Thaicom, que bloquea por orden del Gobierno la señal por satélite a la cadena de televisión PTV de los camisas rojas.

La violencia se extendió rápidamente por provincias del nordeste del país, bastión del movimiento de los camisas rojas que guía y financia el ex mandatario Thaksin Shinawatra, exiliado en Dubái. Grupos bien organizados y formados por miles de encolerizados camisas rojas atacaron e incendiaron los ayuntamientos de las ciudades de Udon Thani, Khon Kaen, Ubon Ratchatani, Mudhakan y también el de la turística Chiang Mai, en donde está en vigor el estado de excepción.

En Bangkok, grupos incontrolados incendiaron el edificio de la Bolsa de valores, saquearon comercios y lujosos grandes almacenes situados en el centro y en al menos en otras 14 áreas de la urbe, en la que habitan unos 12 millones de personas. Según un balance oficial, al menos 27 edificios fueron incendiados.

Los diarios Bangkok Post y The Nation , los de lengua inglesa de mayor circulación y que tienen ediciones en tailandés, evacuaron a su personal por temor a que fueran blanco de un ataque de los camisas rojas, que acusan a estos periódicos de mantener una línea editorial afín al Gobierno. El edificio del canal 3 de la televisión estatal también fue incendiado, y parte de su personal tuvo que ser evacuado por la azotea en helicópteros.

Acopio de alimentos

En respuesta a los disturbios, el Gobierno declaró el toque de queda en Bangkok, desde las 20.00 hora local (13.00 GMT) hasta las 06.00 (23.00 GMT) del día siguiente, medida que posteriormente amplió a otras 23 provincias en las que hubo disturbios.

El anuncio del toque de queda provocó que las empresas cerraran y que decenas de miles de ciudadanos hicieran acopio de alimentos en los supermercados y comercios que permanecían todavía abiertos en áreas de la metrópoli a las que no había llegado la violencia.

Al entrar en vigor la medida, las calles de Bangkok quedaron casi en silencio y desiertas, mientras los canales locales de televisión emitían continuamente mensajes advirtiendo a los usuarios que estaba prohibido salir al exterior, excepto para aquellas personas que precisaban atención médica y los viajeros que partían o llegaban en avión de destinos internacionales.