Los iraquíes desafían a los violentos y dejan un voto amplio en las urnas

La Voz

INTERNACIONAL

Primeras estimaciones indican que la participación pudo oscilar entre el 50 y el 65% del censo

08 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los iraquíes desafiaron ayer los ataques con bombas y con obuses, que dejaron al menos 38 muertos, y respaldaron con una amplia asistencia a las urnas la vía democrática emprendida por su país. Tanto en Bagdad como en el resto del territorio, incluyendo regiones suníes como Mosul (norte) y Al Anbar (oeste), que boicotearon los comicios del 2005, se observaron largas filas delante de los colegios electorales, donde los ciudadanos se sometían sin protestar a registros corporales.

Desde la apertura de las oficinas de votación, la capital iraquí fue objeto de disparos de mortero y cohetes katiuska que causaron al menos 30 muertos, 25 de ellos al derrumbarse un edificio en el barrio de Ur, del norte de la capital, alcanzado por un cohete. Otras ocho personas murieron en atentados con bomba en la capital y sus alrededores. El número de heridos se eleva a 110 en todo el país, 13 de los cuales fueron alcanzados por disparos de mortero contra un colegio electoral de Iskandariya, a 50 kilómetros al sur de Bagdad. En la provincia suní de Al Anbar (oeste), unos diez morteros cayeron en Ramadi y Faluya, sin causar víctimas.

Pese a estos estallidos de violencia, debidos a Al Qaida, los iraquíes no se dejaron aterrorizar y se dirigieron a las urnas, incluso en los antiguos bastiones de la insurrección. «Hoy mi voto es un desafío a Al Qaida», afirmó un elector, Jaled Abdalá, mientras cuatro explosiones retumbaban en el bastión suní de Faluya. «Yo he votado y no me importan las explosiones», dijo el funcionario Abu Alí en un colegio electoral del área de Bagdad. El primer ministro, Nuri al Maliki, que votó en un hotel de la Zona Verde, minimizó la violencia.

«Estos ataques no son más que ruido para impresionar a los electores, pero los iraquíes son un pueblo que ama enfrentar desafíos», dijo.

Tras el cierre de los colegios electorales, las autoridades impusieron el toque de queda. El propósito de la medida es asegurar el desplazamiento de los materiales de votación desde los centros de sufragio hasta los órganos centrales de la Comisión Electoral, donde se supervisará el escrutinio. Las autoridades no han precisado cuándo estarán listos los resultados. En los últimos comicios de enero del 2009, tardaron casi un mes, y se espera que el plazo para esta ocasión sea parecido.

Según las primeras estimaciones, la participación osciló entre el 50 y 65% en todo el país.