Cuando la tranquilidad parecía haber llegado a Rosarno, la localidad de Calabria (sur de Italia) escenario días pasados de enfrentamientos entre inmigrantes y vecinos, nuevos incidentes han puesto en alarma a las fuerzas del orden. Dabrè Moussa, de 29 años, con permiso de residencia y originario de Burkina Faso, resultó herido en las piernas y en un brazo tras recibir varios disparos de fusil de personas no identificadas a bordo de un automóvil. El joven se encontraba con otros compañeros en los campos cercanos a Gaia Tauro y Rosarno. Más tarde un automóvil con tres inmigrantes fue bloqueado por un grupo de hombres armados. Dos de los ocupantes consiguieron huir pero el tercero fue alcanzado en la cabeza con una pedrada.
La caza al negro parece no haber terminado a pesar de que gran parte de los temporeros están abandonando la zona. En la noche del viernes un primer grupo de unos 300 inmigrantes fue transferido desde una de las fábricas abandonadas en la que vivían, hasta el centro de acogida de Santa Ana en Cortona (Toscana). Durante la mañana de ayer nuevos autobuses continuaron el traslado. Otro grupo está siendo trasladado al centro de primera acogida de Bari (Apuglia).
Los vecinos de Rosarno acogieron con aplausos la llegada de los autobuses que recogían a los inmigrantes mientras la localidad aparecía ocupada por las fuerzas de seguridad para evitar que se repitieran los incidentes del pasado jueves, cuando cientos de trabajadores estacionales tomaron por asalto las calles incendiando y destruyendo todo lo que estaba a su paso.
Muchos inmigrantes indocumentados tienen miedo a ser expulsados de Italia y rechazan ser trasladados a los centros de acogida prefiriendo abandonar la comarca por sus medios. La policía los está protegiendo para evitar nuevos incidentes.
Las autoridades tuvieron que negociar con los habitantes de Rosarno para que levantaran la barrera instalada en la carretera estatal 18, cerca de una de las fábricas abandonadas, para prohibir que los pocos inmigrantes que aún quedan en la zona, se acerquen a la ciudad.
En el balance final de los incidentes aparecen 67 heridos, de los que unos 30 son inmigrantes, 17 vecinos de la localidad y 19 de las fuerzas del orden. Para el prefecto de policía de Reggio Calabria, Luigi Varratta, la revuelta de los inmigrantes no ha sido totalmente espontánea: «No toda la gente de Rosarno se siente representada en el comité ciudadano, hay algo más, algo que escapa al control», explicó. Fuentes de la investigación hablan de la 'Ndrangheta como la mano que está detrás de las protestas. Aunque la idea es aún una hipótesis, tres de los vecinos detenidos son conocidos por la policía como cercanos a las mafias locales.
Ante la sede del Ministerio del Interior en Roma se reunieron ayer manifestantes en solidaridad con los inmigrantes. Durante la sentada se vivieron momentos de tensión cuando algunas personas intentaron traspasar el control de seguridad.