Ricardo Blach: «Se a Audiencia nos dá un revés, empezarán a matar a xente»

GALICIA

El patrón del «Alakrana» asegura que la situación a bordo se relajó un poco

10 nov 2009 . Actualizado a las 11:15 h.

Ayer, a bordo del Alakrana , el patrón, el baionés Ricardo Blach, veía «un pouquiño de luz» a la crítica situación en la que se encuentran desde hace 40 días. El armador, que había telefoneado por la mañana bien temprano, les comunicó que Somalia ya había solicitado la extradición de los dos piratas detenidos en España y que el Gobierno estaba dispuesto a concedérsela. «Ahora falta a Audiencia». Si ayer suplicaba al Gobierno que entregase a los dos compañeros que reclaman, ayer Blach dirigía sus ruegos al tribunal: «Se a Audiencia nos dá un revés, empezarán a matar a xente», advertía.

La noticia del posible regreso de los dos piratas distendió un poco el ambiente a bordo del barco. «Deixaron de maltratarnos», decía ayer por teléfono el baionés. Los filibusteros acogieron con gran jolgorio la noticia que les trasladó Blach, que por primera vez vio la sonrisa del presidente, el jefe supremo que antes solo venía de visita y ahora lleva a bordo varios días. «¡Tíñalos que ver! Están eufóricos, coma se fosen xa gañadores!».

Esa alegría, además de aminorar la presión y la tensión, permitió un salvoconducto al patrón. Por primera vez desde que está secuestrado los piratas le permitieron bajar a la primera cubierta y hablar con los marineros, un privilegio que, hasta ahora, solo había tenido el capitán en un par de ocasiones.

Blach trasladó a la tripulación la noticia que le había dado el armador. Se alegraron, lógicamente, pero el patrón se encontró con hombres «coa moral moi baixa» y con ganas de que termine «este inferno».

Los tres amenazados

El baionés no vio entre el grupo a los tres marineros (Antonio Pérez, Joaquín Fernández y Francisco Valadés) que el jueves pasado fueron llevados a tierra bajo la amenaza de ejecutarlos si España no devolvía a los dos detenidos. No se encontraban con todos, pero sospecha que están en otra planta del barco a la que ni él ni los demás marineros tienen acceso. Pero «aínda que non o sei exactamente, penso que están dentro do barco» y que «non seguen en terra».

A pesar del avance que les ha comunicado el armador, el patrón sabe que los piratas no se irán mañana. Se lo confirmaron los propios secuestradores: «Temos para rato. Cando veñan os dous piratas para aquí [Somalia], aínda tardarán 4 ou 5 días». Por eso es tan importante «que as institucións españolas se poñan de acordo para acelerar os trámites para traelos».

Ayer, la voz de Ricardo Blach acusaba ya el cansancio de 40 días y de decenas de llamadas telefónicas atendidas en las últimas horas. Los piratas lo han convertido en su jefe de prensa. «Déixanme atender aos medios, pero non chamar á familia». Pero un hombre curtido en mil mareas se las sabe todas: «Teño memorizado no teléfono o número da casa e ás veces, fago que estou atendendo á prensa e chamo á casa», confiesa.

Al agotamiento de 40 días se sumaba la mala noche que había pasado. Se puso en marcha un motor auxiliar del barco e «eles ao escoitar que cambiara o ruído, como van drogados, pensaron que era un avión, e empezaron a disparar ao aire e a todos os lados». En fin, que «a ver mañán que pasa».