El MI5 lo reclutó durante la Primera Guerra Mundial y le pagó el equivalente a 6.400 euros a la semana para lograr que Italia se mantuviera al lado del Reino Unido
15 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Todos los dictadores guardan un lado oscuro que solo con el paso del tiempo se despeja de maleza y sale a la luz pública. Benito Mussolini, el padre del fascismo en Italia, no iba a ser menos. A pesar de que durante la Segunda Guerra Mundial se posicionó al lado de la Alemania nazi y en contra de los países aliados, veinte años antes y con motivo de otro conflicto, la Primera Guerra Mundial, el Duce estuvo al lado de la Triple Entente y trabajó para el servicio secreto británico, el MI5.
De hecho, fue su trabajo para el espionaje británico y su macropaga, 100 libras a la semana, unos 6.400 euros actuales, lo que ayudó al entonces periodista del rotativo que él mismo fundó, Il Popolo d'Italia , a iniciar su carrera política tras romper con el Partido Socialista, una carrera que desembocaría en la formación del Partido Nacional Fascista.
Fue con motivo del estallido de la Primera Guerra Mundial cuando Benito Mussolini decidió cortar relaciones con el socialismo. El partido, como la mayoría de los socialistas europeos en 1914, se mostró en contra del conflicto y pregonó la paz alrededor de una internacional obrera. Mussolini no creía en la neutralidad y en 1915 fue expulsado del Partido Socialista.
Tras caer herido y regresar del frente comenzó a escribir en el periódico artículos de carácter probélico, con el objeto de que Italia se mantuviera al lado del Reino Unido y Francia (Rusia se había desligado del conflicto por la revolución), y evitar que Italia renunciara a seguir en la contienda, labor que estaba siendo sufragada por el servicio de inteligencia británico, según el historiador Peter Martland.
Las asignaciones a Mussolini fueron autorizadas por sir Samuel Hoare, el hombre del MI5 en Roma, que dirigía una extensa red de espías en Italia. Además de su papel de propagandista al servicio de su majestad, explica Martland, Mussolini utilizó sus recién formadas «fasci di combattimento», embrión de las futuras camisas negras, para romper las manifestaciones contra la guerra y para evitar que las fábricas, en especial las de armamento en Milán, fueran a la huelga.
«El aliado menos fiable del Reino Unido en la guerra en ese momento era Italia», explica Martland, que agrega en The Guardian : «A Mussolini le pagaron 100 libras a la semana desde el otoño de 1917 y durante al menos un año para mantener la campaña a favor de la guerra».
La relación entre Mussolini y Hoare no terminó en Roma. En 1935 Hoare era ministro de Exteriores y firmó el pacto Hoare-Laval para el reparto de Abisinia, cuyo control quedó en manos italianas, satisfaciendo las ansias coloniales de Mussolini, y que le sirvió de base de operaciones en la Segunda Guerra Mundial.
Martland descubrió el dinero que cobró Mussolini del MI5 después de estudiar durante doce años los 40.000 documentos que dejó el legado del propio Hoare.