El cambio de percepción sobre la amenaza de Irán, principal motivo para retirar el proyecto
18 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.En una nueva ruptura de Barack Obama con la Administración Bush, el presidente anunció ayer que Estados Unidos no continuará con los planes de instalar un escudo antimisiles de largo alcance en Europa y que en su lugar el Pentágono propondrá estrategias alternativas que eviten las amenazas de Irán y de Corea del Norte.
El escudo será sustituido por un nuevo sistema que es más efectivo, otorga una mejor protección y además es más económico, según Obama. «Para decirlo de forma sencilla, nuestra nueva estrategia de defensa en Europa será más fuerte, más inteligente y más rápida», añadió el presidente, para quien se trata de «la mejor respuesta a la amenaza del programa de misiles de Irán».
Anticipándose a las críticas, Obama aseguró que su nuevo plan «no significara en ningún caso una menor protección», que las presiones de Rusia no han influido en su decisión y que su objetivo es involucrar a Moscú en la nueva estrategia.
Poco después de la comparecencia del presidente fue el secretario de Defensa, Robert Gates, el encargado de explicar las razones de este cambio de estrategia, que no afectará al resto de escudos antimisiles que EE.?UU. posee en el mundo.
Informes nuevos
Gates argumentó que la decisión se tomó tras confirmarse que han cambiado las premisas acerca de la capacidad balística de Teherán. El nuevo enfoque se basa en los informes aportados por los servicios de inteligencia, que aseguran que la amenaza de misiles iraníes de largo alcance «no es tan inmediata como se pensaba». El verdadero peligro proviene de los misiles de corto y medio alcance.
Un lastre con Moscú
Desde que se hizo público que el Gobierno de Bush pretendía instalar un radar en la República Checa y un interceptor de misiles balísticos de largo alcance en Polonia, como parte esencial de su escudo en Europa contra la amenaza iraní, las relaciones entre Washington y Moscú se fueron desgastando progresivamente, ya que Rusia siempre consideró que esos planes interferían en su seguridad.
Con el anuncio, Obama da carpetazo a uno de los pilares de defensa ideados por George W. Bush y a la vez da una paso más hacia la normalización de relaciones con el Kremlin.
La decisión del presidente demócrata supone, no obstante, un riesgo para un dirigente con fama de blando y a quien ayer el Partido Republicano no dudaba en criticar duramente: «Retirar el escudo antimisiles tendrá consecuencias importantes para nuestra diplomacia y debilitará nuestras seguridad nacional», aseguró el congresista por Virginia Eric Cantor. Otro que mostró su sorpresa e indignación fue el antiguo candidato republicano a las presidenciales John McCain, que calificaba la decisión como «un grave error de juicio».
La noticia tampoco ha sentado bien en Polonia y en la República Checa, cuyos Gobiernos se enteraron por teléfono y horas antes del anuncio.