La guerra total que cambió el mundo

INTERNACIONAL

La reciente historiografía destaca que la URSS jugó el papel decisivo en la derrota de Hitler, muy por encima de EE.UU., en una contienda que apuntaló el comunismo

02 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Tal día como ayer Adolf Hitler invadía Polonia, desencadenando el mayor cataclismo de la historia contemporánea, que cambiaría el mundo conocido hasta entonces. Dos días después Gran Bretaña y Francia declaraban la guerra al Tercer Reich. El coste humano de una contienda en la que 61 países se enfrentaron en una lucha a muerte y total fue descomunal, con entre 50 y 60 millones de muertos y, por primera vez, las víctimas civiles, dos de cada tres, superaron a las militares. Como señala Joanna Burke en La Segunda Guerra Mundial. Una historia de las víctimas, «la quiebra de la distinción entre el campo de batalla y la retaguardia» fue uno de los rasgos más dramáticos de aquel conflicto.

A pesar de que han transcurrido 70 años desde que acabó el acontecimiento histórico más importante del siglo pasado, no es tan bien conocido como debería y sigue generando polémica. La versión estadounidense, apuntalada por el cine, se impuso durante años. La más reciente historiografía tiende a resaltar el papel decisivo que jugó la URSS en la derrota de Hitler. Basta recordar que murieron 25 millones de soviéticos para darse cuenta de su contribución a la victoria. Por detrás quedan China (15), Alemania (7) y Polonia (6), mientras los muertos estadounidenses y británicos fueron 800.000. Solo en la ofensiva para conquistar Berlín los soviéticos sufrieron más bajas que los norteamericanos durante toda la guerra.

Norman Davies escribe en Europa en guerra: «La idea de que los aliados occidentales habrían ganado la guerra sin la Unión Soviética prescinde por completo de la realidad». En su opinión, el papel de los aliados occidentales en el teatro de operaciones europeo fue menor de lo que se ha dicho y prácticamente secundario. «Fue la Unión Soviética y no Estados Unidos la que libró la última fase de la guerra como la mayor potencia de Europa, fue el Ejército Rojo el que logró las victorias más aplastantes sobre la Alemania nazi».

En Por qué ganaron los aliados Richard Overy no deja lugar a dudas y plantea una las cuestiones clave del conflicto: «Las potencias occidentales derrotaron al Eje porque se aliaron con la dictadura soviética, que antes de 1941 rechazaban y vilipendiaban casi con la misma vehemencia que reservaban a la Alemania nazi». La gran paradoja fue que «la democracia se salvó gracias a los esfuerzos del comunismo».

Entre los mitos que han arraigado sobre la guerra ocupa un lugar privilegiado que se trató de una victoria de la democracia sobre la tiranía, del Bien sobre el Mal. Es cierto que era imprescindible derrotar a la Alemania nazi, que representaba el mal absoluto, inició la agresión y cometió un genocidio sin precedentes, para mantener la democracia en Europa Occidental. Pero paradójicamente la victoria tuvo como consecuencia la propagación del comunismo en Europa Oriental y Asia, cuyo potencial criminal resultó terrorífico.

La victoria supuso la liberación para millones de europeos pero otros tuvieron que esperar más de cuarenta años para quitarse de encima el yugo soviético.