Rusia tiende la mano a Polonia para cerrar heridas de la Guerra Mundial

P. Soto

INTERNACIONAL

Putin afirma que quiere evitar nuevas tragedias, pero pide autocrítica a los países que pactaron con los nazis

02 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El primer ministro de la Federación Rusa, Vladimir Putin, tendió ayer la mano a Polonia durante la ceremonia que se celebró en Gdansk, con motivo del 70 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Además de Putin, el evento reunió a una veintena de jefes de Estado y de Gobierno, como la canciller alemana Angela Merkel y los primeros ministro de Francia e Italia, François Fillon y Silvio Berlusconi. La conmemoración estuvo marcada por las tensiones surgidas entre Moscú y Varsovia después de que se difundieran en Rusia documentos que engrandecen el papel de Stalin durante la contienda y acusan a Polonia de haber llegado a un acuerdo con Hitler en 1934 para agredir a la URSS.

Después de reunirse con el primer ministro polaco, Donald Tusk, en la ciudad de Sopot, el dirigente ruso abogó por superar los problemas heredados de la historia con «pragmatismo» y pidió «caminar juntos hacia la verdad». «Polonia y Rusia tienen problemas en su historia común que deben ser analizados», dijo. Durante el discurso que pronunció por la tarde, Vladimir Putin volvió a mostrarse conciliador y se atrevió a condenar todos los pactos concluidos con la Alemania nazi entre 1934 y 1939, incluido el acuerdo germano-soviético, porque eran «moralmente inaceptables, no tenían ningún sentido político, y fueron nocivos y peligrosos».

Dio por sentado que Rusia «ha admitido sus errores, y el Parlamento ruso ha condenado el Pacto Molotov-Ribbentrop», y emplazó a los demás países «que también cerraron acuerdos con los nazis a hacer lo mismo». Además, hizo una encendida defensa del papel de la URSS durante la guerra y recordó a los centenares de miles de soldados soviéticos que murieron en los campos de batalla polacos y de otros países. «Queremos que esta tragedia nunca se repita en el futuro», proclamó.

Por su parte, Merkel recordó que la guerra provocó «años de injusticia, humillación y destrucción» para Polonia y Europa, y «no existen palabras que puedan describir ni tan siquiera de cerca el sufrimiento de esa guerra y del Holocausto». Por todo ello destacó: «Me inclino ante las víctimas. Aquí, en la Westerplatte, quiero recordar como canciller alemana a todos los polacos que sufrieron lo indecible a manos de la fuerza de ocupación alemana».

Merkel no eludió el polémico tema de los desplazamientos de población alemana después de la derrota nazi, que fue evocado en una carta conjunta de los obispos alemanes y polacos, pero aclaró que «lo hacemos sin intentar reescribir la eterna responsabilidad histórica de Alemania, eso no sucederá jamás».

Putin y Tusk fijaron como primera etapa para lograr la reconciliación «respetar» las conclusiones que emita el grupo de especialistas de los dos países sobre los pasajes más trágicos y oscuros de la historia ruso-polaca, como el asesinato de más de 20.000 oficiales polacos en Katyn (actual Ucrania) a manos del NKVD (la policía política de Stalin).

Gdansk fue el escenario de los actos de conmemoración a partir de las 4.45 horas, cuando sonaron unos cañonazos que recordaron los disparos que efectuó hace 70 años el buque de guerra alemán Schleswig-Holstein contra la base militar de Westerplatte.