Mata a diez personas, cinco de ellas familiares, y se suicida en Alabama

Victoria Toro

INTERNACIONAL

12 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Tres pueblos de Alabama se vieron sacudidos la tarde del martes (madrugada del miércoles en España) por la mayor masacre en la historia del estado provocada por un único hombre. El resultado es de once muertos, cinco de ellos familiares del autor de la matanza, Michael McLendon, de 28 años, quien después se quitó la vida.

Michael McLendon había recibido instrucción como policía en el 2003, pero no acabó los cursos y no llegó a pertenecer al cuerpo. Desde hace unos años trabajaba en la fábrica de productos cárnicos Kelly Foods de su pueblo hasta que el miércoles pasado se despidió. Nadie sabe por qué, solo le dijo a un compañero que necesitaba salir de allí.

La tarde del martes, poco después de las cuatro, un vecino vio que salían llamas de la casa que Michael compartía con su madre en Kinston. Cuando los bomberos pudieron entrar en la vivienda, encontraron muerta a la madre de McLendon, Lisa, con un tiro en la frente. Él no estaba allí. Se encontraba a pocos kilómetros, en Samson, adonde había llegado en su automóvil. Acudió a casa de sus abuelos y desde fuera disparó a todos los miembros de su familia que estaban sentados en el porche: sus abuelos, un tío y una tía. También, como en el caso de su madre, nadie sabe por qué los mató.

El resto de las víctimas que no tenían vínculos familiares con McLendon tuvieron la mala suerte de estar cerca de él en el peor momento. Instantes después de que asesinara a esos cuatro parientes, pasó por la calle la mujer del sheriff del pueblo con sus hijos. Michael McLendon también les disparó. Mató a la mujer y a su hijo pequeño, un bebé de tres meses. La hija mayor quedó herida.

Después acabó también con la vida de un vecino de sus abuelos que vivía en una caravana. Tras esa nueva muerte, Michael McLendon se dirigió, otra vez en su coche, hacia otro pueblo cercano, Geneva. Por el camino disparó al menos siete veces contra una patrulla de la policía que se cruzó con él por la carretera.

Coincidencias

Las dos siguientes víctimas también parecen haberlo sido por mala suerte. La primera era una mujer que estaba repostando gasolina en una estación de servicio de la carretera por la que circulaba McLendon. La penúltima fue un hombre que salía de una tienda. Parece que el homicida los eligió al azar.

El asesino también logró disparar a un grupo de personas que se encontraban a las puertas de un almacén de la cadena Wall-Mart, aunque de puro milagro no se registraron heridos graves.

Ya perseguido por la policía, Michael McLendon fue rodeado y se refugió en el aparcamiento de una empresa de Geneva para la que había trabajado hace seis años. Los disparos de la policía lo obligaron a salir de su vehículo y encerrarse dentro de las oficinas de la compañía.

El portavoz policial Steve Jarrett dijo que McLendon disparó una ráfaga de unas 30 balas con lo que aparentemente era un rifle M-16, e hirió al jefe policial Frankie Lindsey.

Instantes después, los agentes que rodeaban la empresa oyeron más disparos. Cuando entraron, hallaron a Michael McLendon muerto. Se había suicidado.

El portavoz de la policía explicó que se desconocían las razones que habían llevado a McLendon a hacer lo que hizo. Sí dio datos sobre las armas que utilizó: cuatro semiautomáticas, y el número de disparos, más de 200. Alguno de esos tiros también hirió a un policía.

El alcalde de Samson aseguró que se sentía como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago, que conocía a Michael «de toda la vida» y no podía entender lo ocurrido ni por qué lo hizo.