Al menos dos militares estadounidenses de alta graduación están siendo investigados por su posible conexión con la corrupción que se produjo durante la reconstrucción de Irak. El monto de la estafa es gigantesco: más de 50.000 millones de dólares, según un informe del inspector general especial de EE.?UU. para la Reconstrucción de Irak. Una cifra que supera a la atribuida al especulador Bernard Madoff.
Las autoridades judiciales han investigado las cuentas del coronel ahora retirado Anthony Bell, responsable de la oficina de contratación para la reconstrucción de Irak entre el 2003 y el 2004, y del coronel de las Fuerzas Aéreas Ronald Hirtle, que ocupó un alto cargo en esa misma oficina en el 2004.
El diario The New York Times , citando fuentes de la investigación, publicó que las autoridades están revisando de nuevo algunas pruebas relacionadas con los casos de corrupción descubiertos en la reconstrucción del país árabe. Exactamente, las que les entregó Donald Stoffel, traficante de armas y contratista estadounidense asesinado en Bagdad en el 2004.
En cajas de pizzas
El diario neoyorquino cuenta que antes de morir en una carretera al norte de Bagdad, Stoffel denunció que a los despachos de los contratistas estadounidense en Irak llegaban decenas de miles de dólares escondidos en cajas de pizzas. También contó que muchos pagos con miles de dólares en bolsas de papel se hacían en la Zona Verde, él área donde se asientan las autoridades estadounidenses en Bagdad. Y que las denuncias de Stoffel fueron lo suficientemente precisas como para que las autoridades estadounidenses le ofrecieran inmunidad judicial.
Hasta el momento, la Fiscalía ha condenado a 35 personas por hechos relacionados con la corrupción asociada a la reconstrucción del país invadido para derrocar a Sadam Huseín. Lo que están estudiando ahora es si también los oficiales militares que trabajaban en esta oficina civil están implicados en la trama. Tanto Bell como Hirtle han negado cualquier implicación . El portavoz del Pentágono tampoco ha querido hacer declaraciones sobre este asunto.
Pero de ser condenados, tampoco serían los primeros militares en este caso. El general John Cockerham ya fue declarado culpable de aceptar sobornos por valor de diez millones de dólares. Y otros militares, como la coronel Kimberly Olson, que tenía un alto cargo en Irak, fue acusada de embolsarse más de tres millones de dólares asignados a una empresa de seguridad privada de la que era socia.
Intervinieran los militares ahora investigados o no, el monto de la estafa es gigantesco, ya que supone al 40% de todo el dinero destinado por EE.?UU. a la reconstrucción de Irak, que se calcula por encima de los 125.000 millones de dólares.
Y hay algo que no se puede ocultar. Si un país se reconstruye, eso se ve. Y en el caso de Irak, los que viven allí denuncian que no hay grúas construyendo nada, salvo las que se ocupan de la nueva embajada de EE.?UU.