La crisis inglesa deja exhausto a Gordon Brown en las encuestas

Imanol Allende

INTERNACIONAL

02 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Gordon Brown recuerda estos días con nostalgia ­-aunque el recuerdo es tan reciente como el pasado otoño- su intervención en los Comunes, cuando comenzaba a vislumbrarse el alcance de la crisis financiera y preguntó a sus correligionarios a voz en grito si los ciudadanos confiaban en sus manos expertas, tras diez años como chancellor , o en las novatas del equipo económico del Partido Conservador.

Y lo tiene que recordar con nostalgia porque aquella intervención le supuso un poderoso respaldo social y de su propio partido que lo llevó a aventajar al partido de David Cameron en siete puntos. Tres meses más tarde, la situación económica del país se ha agravado de tal manera que los conservadores no solo han alcanzado a los laboristas, sino que los aventajan por los mismos siete puntos.

No sorprende que tanto en los ministerios como en Westminster o en las redacciones de los periódicos británicos se apode al premier como Rebote Brown . Según las últimas cifras, el 43% de los británicos darían hoy su voto al partido de Cameron, sin saber muy bien si sería capaz de sacar al país de la bancarrota que lo amenaza; el 32% al Partido Laborista, y el 16% al Partido Liberal Demócrata. Si se celebraran elecciones ahora, esta diferencia de voto otorgaría a Cameron una mayoría muy saludable.

La manera en la que reaccionó Brown, cuando llegaron de la otra orilla del Atlántico los peores augurios económicos, cogiendo al toro por los cuernos y siendo el primer líder europeo en intervenir directamente en la banca de su país, le valió el apoyo de la gente. Sin embargo, con el paso del tiempo, ni siquiera medidas tan populares en otro momento como un recorte del IVA en más de 12.000 millones de euros (en diciembre), han sido consideradas positivas.

El motivo quizás sea el galopante aumento del paro, que ha descabalgado cada medida que iba adoptando el Gobierno para responder a la crisis. Además el Partido Conservador ha sido muy eficaz en su juego de presentar a Brown como causante en parte de la recesión económica, a lo que se unía la célebre cabezonería del premier de no aceptar públicamente ningún error propio. Los tories lo han acusado de haber endeudado a los británicos y a las futuras generaciones.

Brown ha ordenado a los ministros de su Gabinete que se impliquen más en la respuesta del Gobierno contra la crisis después de haber sido advertido por sus asesores de que corre el riesgo de convertirse en el «primer ministro de la Recesión». Personas relevantes de Downing Street estiman que el sucesor de Tony Blair está «asumiendo» demasiada carga (léase demasiado poder), lo que le expone más al desgaste.