«Un piloto de pilotos que ama el arte del vuelo»

La Voz

INTERNACIONAL

17 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Chesley Sullenberger, de 57 años y conocido como Sully, es el comandante que salvó la vida de cientos de personas. No hizo declaraciones y, según la compañía aérea, no las hará hasta que declare ante la comisión que investiga el accidente.

Comenzó su carrera como militar en la fuerza aérea estadounidenses, pilotando aviones F-4. En 1980 pasó a la aviación civil y desde entonces trabaja para USAirways. Posee el título de piloto de planeadores, un factor que ha podido ser decisivo para el éxito de su amerizaje. Debido a su experiencia, entre sus cometidos está entrenar a otros pilotos cuando cambian los modelos de avión. Además, es dueño de una empresa de asesoría para cuestiones de seguridad internacional y ha colaborado con la universidad de Berkeley, y tiene estudios de psicología.

Vive en Danville (California) y tiene dos hijas. Su mujer, Lorrie, declaró que se enteró del accidente cuando habló con su marido: «Me llamó y me dijo que había habido un accidente y pensé que era algo sin importancia. Pero cuando me explicó lo que había ocurrido, empecé a temblar como una hoja y corrí a buscar a mis hijas al colegio».

Según los expertos, las claves del éxito han sido que Sullenberger tomó la decisión adecuada en solo unos segundos y realizó una dificilísima maniobra con auténtica pericia.

Amerizar sobre el agua entraña muchas dificultades, ya que el fuselaje puede romperse con el impacto o el avión puede hundirse. Nada de eso ocurrió. Gracias a ello, solo 40 de las 155 personas que viajaban en el avión tuvieron que ser atendidas en los hospitales. La mayoría por hipotermia leve, contusiones y fracturas. La más grave era una mujer con fracturas en ambas piernas.

Como los buenos capitanes, antes de salir el último del avión, Sullenberger recorrió el aparato dos veces para estar seguro de que no había nadie dentro. Él no le dio mayor importancia, pero Lorrie no escatimó su admiración. Confesó que no está sorprendida por la habilidad de su marido, ya que «es un piloto de pilotos y ama el arte del vuelo».