La oposición venezolana se juega en las elecciones regionales su subsistencia y frenar el totalitarismo

P. García Otero

INTERNACIONAL

20 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Si Hugo Chávez ha asumido personalmente la campaña electoral de sus candidatos a gobernadores y alcaldes, entendiendo que en el triunfo en los comicios venezolanos del domingo se decide el futuro de la revolución bolivariana, la oposición tiene un reto aún mayor: iniciar la demolición de un sistema político crecientemente autoritario o, por el contrario, permitir que este se consolide y haga inviable la presencia de movimientos disidentes.

Esta opinión, que corresponde al politólogo y analista electoral Miguel Molero, define lo que sucederá después de los comicios, en los que se elegirá a 23 gobernadores, 330 alcaldes y unos 350 diputados regionales.

La oposición, disgregada en una galaxia de pequeños partidos, podrá detener el impulso totalitario o permitir que tome aliento, y Chávez retome la idea de que con una enmienda constitucional sea reelegido al terminar su mandato en el 2012.

Esta reelección, recogida en la reforma constitucional rechazada en diciembre del 2007, constituyó la primera derrota electoral de Chávez en diez años, y ahora se verá -estima otro politólogo y profesor universitario, Sucre- si la tendencia es permanente y genera otra mayoría.

Los recursos del petróleo

Eso pondría al presidente en el peor de los escenarios, señala el sociólogo Antonio Cova: El jefe de Estado venezolano habría dilapidado cuatro años de dominio casi absoluto en las regiones, y el Parlamento tendría fecha definitiva de salida; adicionalmente, habría también desaprovechado el quinquenio de mejores precios petroleros de la historia (95% de las exportaciones del país son petróleo) y se vería obligado a gobernar con menores recursos y sin poder responder a las expectativas sociales con dinero, indica el experto. Todo ello redundará en ingobernabilidad, y Chávez lo sabe, agrega. Por eso ha prometido «pulverizar» a la oposición, y amenazado con llevar a prisión a sus principales líderes.

Según las encuestas, las expectativas son buenas para la oposición. Puede llevar de dos a por lo menos siete el número de gobernaciones que controla, y dominar, de acuerdo con los mismos sondeos, 18 de las 20 ciudades más grandes del país.

Todo dependerá de cómo funcionen los ni-ni (personas independientes), que constituyen el 40% del electorado, señala el director del Laboratorio de Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Roberto Briceño-León, quien, sin embargo, advierte que los ni-ni y los opositores tienen visiones políticas muy parecidas, pero los primeros no se sienten representados en los partidos.

Para Saúl Cabrera, de Consultores 21, lo imprescindible para la oposición es lograr movilizar a su electorado el domingo, porque al menos siete estados pueden tener resultados muy apretados.