La formación del nuevo Gobierno austríaco se presenta llena de dificultades tras el fortalecimiento de la extrema derecha en las elecciones celebradas el domingo, que dejaron a los dos grandes partidos, el socialdemócrata y el democristiano, en el nivel de apoyo ciudadano más bajo de su historia. Según los observadores políticos, la constitución del nuevo Ejecutivo se puede retrasar semanas o incluso meses, después de los comicios legislativos adelantados debido a la ruptura de la coalición de socialdemócratas y populares en julio pasado.
Aunque ambos partidos se mantienen como el primero y el segundo más votados, sufrieron importantes retrocesos en las urnas, donde el electorado los castigó por la parálisis de su gestión en los apenas 18 meses que duró su de experiencia conjunta de gobierno.
Y ahora resulta que el candidato más votado, Werner Faymann, líder del Partido Socialdemócrata (SPÖ), aboga por renovar esa misma coalición, si bien con un Partido Popular (ÖVP) de otros tintes, especialmente sin su actual jefe, Wilhelm Molterer.
Ocurre que Faymann, a quien se espera que el presidente del país, el socialdemócrata Heinz Fischer, le encargue la formación del próximo Gobierno esta semana, ha asegurado que no se aliará ni con el ultraderechista Partido Liberal (FPÖ) de Heinz-Christian Strache, ni con la Alianza para el Futuro (BZÖ) del más conocido populista de ultraderecha, Jörg Haider.
Y como el quinto y último partido representado en el Parlamento, Los Verdes, no tiene suficientes votos para formar una mayoría con los socialdemócratas, son pocas las opciones que le quedan al SPÖ.
Sin los populares solo podría gobernar en minoría, siempre y cuando consiga suficiente apoyo en el Parlamento para obtener el voto de confianza.
Renovación en la cúpula
Pero a última hora de ayer, Molterer anunció que se retiró oficialmente de la jefatura del ÖVP en una reunión de la dirección del partido a puerta cerrada, en la que se nombró a Josef Pröll, actual ministro de Agricultura y Medio Ambiente, como su sucesor. La decisión fue consecuencia de la dolorosa pérdida de nueve puntos porcentuales de los populares, que con el 25,6% cayeron ayer al nivel más bajo desde 1945.
No obstante, Pröll, de 40 años, afirmó que de momento mantiene abiertas las opciones tanto de formar Gobierno como de pasar a la oposición, y que de momento no tomará iniciativas al respecto, puesto que le toca primero a Faymann iniciar los contactos para intentar formar el nuevo Ejecutivo.
Sin descartar ninguna alianza
Por su parte, Molterer precisó que su partido tampoco ha elegido a ningún partido como posible socio, indicando indirectamente que no se descarta una alianza con el FPÖ y el BZÖ, tras su espectacular avance, pues suman juntos casi el 30% de los votos, prácticamente el mismo porcentaje que los socialdemócratas.
Mientras, Strache se aferra al rechazo de una eventual reunificación de su FPÖ con los seguidores de Haider, su anterior maestro, que ocupa actualmente la jefatura del gobierno del estado de Carintia. Sin embargo, en ambos partidos, cuyo programa y discurso de claro tono xenófobo les ha traído el apodo de «tercer campo», crecen las voces que piden a sus líderes que superen las rivalidades personales que llevaron en el 2005 al BZÖ a escindirse del FPÖ.
Haider, tras congratularse por haber triplicado sus votos, dejó clara su disposición a entablar negociaciones con todos los partidos con el fin de participar en el poder, y advirtió de que hará todo lo posible para impedir una reedición de la «gran coalición» entre socialdemócratas y populares.
Ayer, Israel expresó su inquietud por el fuerte avance de los partidos de ultraderecha.