Bruselas advierte a Berlusconi de que su deber es proteger a los gitanos y castigar a quien haga declaraciones racistas

Juan Oliver

INTERNACIONAL

21 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El comisario de Trabajo y Asuntos Sociales, el checo Vladimir Spidla, fue ayer el primer miembro de la Comisión Europea que se atrevió a condenar con contundencia los ataques racistas a poblados gitanos en Italia, y a advertir al Gobierno de Berlusconi que su deber es proteger a esos ciudadanos de los asaltos xenófobos.

Lo hizo en el pleno de la Eurocámara que, reunido en su sede de Estrasburgo, debatió la situación italiana a petición del Grupo Socialista. «La Comisión condena todo tipo de violencia contra la población romaní y exige a los gobiernos que no alienten la violencia racista que se alimenta del populismo político y de la apología del odio», dijo el comisario, cuya intervención dejó leer que Bruselas considera que el Ejecutivo de Berlusconi tiene gran parte de responsabilidad en lo que está sucediendo: «Las autoridades no solo tienen la obligación de abstenerse de hacer ese tipo de declaraciones, sino de predicar con el ejemplo y castigar a quienes las hagan», señaló Spidla, quien advirtió de que Bruselas rechaza «toda identificación de los gitanos con la delincuencia».

El comisario recordó que Rumanía es socio de la Unión Europea y que sus nacionales, por tanto, pueden circular libremente por el territorio de los Veintisiete sin que nadie pueda impedir el ejercicio de ese derecho salvo en los casos excepcionales previstos por la ley.

Casi todos los eurodiputados que intervinieron en el pleno mostraron su repulsa a los incidentes con argumentos similares a los de Spidla, como el socialista español Enrique Barón, quien leyó una carta de Juan de Dios Heredia, el primer diputado gitano del Congreso, en la que declara el firme compromiso de su comunidad con la construcción europea.

Fracaso

La popular húngara Lívia Jaroka lamentó los hechos en términos similares, y culpó a los gobiernos europeos, tanto de derechas como de izquierdas, de haber «fracasado» en el intento de integrar a los gitanos. Su compatriota liberal Viktória Mohácsi acusó al Gobierno italiano de ser «muy firme con los débiles y muy débil con los fuertes».

El pleno no votó resolución alguna sobre el tema, y aunque la mayoría de la Eurocámara rechazó cualquier posicionamiento racista, varios eurodiputados mostraron posturas abiertamente xenófobas. El independiente británico Gerard Batten dijo que los incidentes son resultado del choque «entre realidad e idealismo»; el conservador italiano Romano La Russa acusó a los gitanos de secuestrar niños, y su compatriota neofascista Luca Romagnoli pidió la creación de un Estado gitano «en el este de Europa».