La policía italiana ya ha empezado a usar la mano dura contra los inmigrantes irregulares, tal y como anunció el nuevo Gobierno de Silvio Berlusconi. Para demostrarlo, nada mejor que organizar rondas de controles en los mayores campamentos de gitanos, tal y como ocurrió en la noche del miércoles en Roma. Durante el control policial en el mayor asentamiento de la capital fueron detenidos 50 extranjeros sin papeles. En la operación desarrollada en toda Italia, un total de 383 personas fueron arrestadas, de las que 118 serán expulsadas inmediatamente por carecer de papeles en regla o estar acusadas de delitos como tráfico de drogas, proxenetismo, atracos o robos. La mayoría de los detenidos son de países de fuera de la Unión Europea.
Mientras tanto, en Nápoles continúan las protestas ante los asentamientos gitanos y varios campos del barrio de Ponticelli han sido quemados en lo que muchos ya llaman la caza al gitano, en la que han intervenido bandas de jóvenes en moto que lanzaron cócteles incendiarios.
Hay quien ve en todo esto la larga mano de la Camorra, ya que la mayoría de estos jóvenes pertenecen al clan de Sarno que controla la zona. Muchos de los gitanos de origen rumano que vivían en Nápoles están abandonando poco a poco la ciudad por miedo a nuevos ataques.
En Italia residen alrededor de 160.000 gitanos, la mayoría sin nacionalidad italiana, aunque llevan muchos años viviendo en el país. Últimamente, la comunidad que más ha aumentado es la de origen rumano, que se ha instalado en campamentos de barracas en los suburbios de las ciudades, con los consiguientes problemas de orden público.
Para combatir estos asentamientos, el Gobierno de Berlusconi creará un comisario especial para Roma y otro para Milán. Además, el ministro del Interior, Roberto Maroni, de la xenófoba Liga Norte, ya ha pedido un encuentro urgente con su homólogo rumano, Cristian David, para hablar de la emigración gitana de origen rumano.
Desde que Rumanía entró en la UE en el 2007, la afluencia de emigrantes de este país ha sido constante, hasta llegar a ser casi medio millón los rumanos que viven en Italia. Ya el año pasado, las relaciones entre los dos países se enturbiaron tras el asesinato de una italiana a manos de un joven rumano.
La seguridad pública ha sido uno de los temas principales de la pasada campaña electoral, y el plan del ministro Maroni contra la inmigración ilegal y la delincuencia ya parece estar listo para su aprobación el miércoles en el Consejo de Ministros que se celebrará en Nápoles.