Una austríaca tuvo siete hijos de su padre durante los 24 años que la mantuvo cautiva en un sótano

Agencias

INTERNACIONAL

El caso se destapó a raíz de la hospitalización de una de las nietas del detenido

28 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Austria se despertó ayer con un caso único y estremecedor en la historia criminal de este país europeo: Elisabeth Fritzl vivió durante casi 24 años como rehén de su propio padre, con quien habría tenido siete hijos nacidos en el sótano de la casa donde permaneció encerrada todo ese tiempo en la localidad de Amstetten (Baja Austria).

Así lo confirmó ante la prensa el jefe de la Oficina contra el Crimen de Baja Austria, Franz Polzer, tras confirmar la detención ayer de Josef Fritzl, de 73 años. Polzer afirmó que Elisabeth, que tiene ahora 42 años, según sus propias declaraciones, fue retenida en un mazmorra del sótano del edificio donde se encuentra la vivienda familiar y habría sido víctima de abuso sexual de su padre desde los once años.

Fritzl confesó el código electrónico que permitía la entrada al sótano donde Elisabeth vivió con sus hijos en condiciones «infrahumanas».

Polzer explicó que el «calabozo» contenía varias habitaciones, si bien muy estrechas y bajas, de 1,7 metros de altas como máximo, equipadas para dormir, así como con instalaciones sanitarias y una pequeña esquina para cocinar. No se encontró ningún televisor. El suelo es irregular: «sube y baja», dijo.

Misterio

El caso fue descubierto a raíz del «misterio» que rodeaba a una joven de 19 años internada a mediados de abril en estado muy grave en el Hospital Amstetten, y que resultó llamarse Kerstin y ser nieta -y probablemente hija- del detenido.

Este la llevó al hospital, donde declaró haberla encontrado en estado inconsciente delante de un edificio de la ciudad y los médicos pidieron que se buscara a la madre para averiguar en qué condiciones había enfermado. Tras las primeras investigaciones, resultó que no había el menor rastro de la madre desde 1984. Según la cadena ORF, un equipo de psicólogos atienden a la madre y a los hijos. Varios vecinos declararon que el acusado «no llamaba la atención», que solía «saludar siempre amablemente».

Elisabeth tuvo siete hijos, todos aparentemente de su padre (aunque esto es algo que aún deben verificar las pruebas ADN) y todos nacieron en el sótano. Uno murió por falta de atención pocos días después de nacer y su padre quemó sus restos. Tres fueron adoptados por Josef y su esposa, Rosemarie, después de «aparecer» cuando eran bebés delante de la puerta de su vivienda, situada encima del sótano-calabozo de Elisabeth, con cartas en las que aparentemente su madre decía que no podía ocuparse de ellos.

Los otros tres hijos han vivido siempre con su madre en el sótano y dos de ellos, al parecer, ayer vieron por primera vez la luz del día. Los seis, tres varones y tres chicas, tienen entre 5 y 20 años de edad.

El caso se estaba revelando como uno de los peores en la historia criminal de la república alpina, aunque en los últimos años Austria ha vivido varios secuestros que eran impensables. Entre ellos el de Natascha Kampusch, recluida por un hombre durante ocho años en el sótano de una casa de las afueras de Viena, de donde logró escapar en agosto del 2006, y el de tres niñas secuestradas por su propia madre, con discapacidad psíquica, durante siete años.