«Aquí no hay limpieza étnica, sino un fraude electoral; Kenia no es Ruanda»

INTERNACIONAL

Ruto es el segundo del opositor Raila Odinga, lanzado a un terrible pulso por gobernar el país con Mwai Kibaki, al que acusa de «robar unas presidenciales»

15 ene 2008 . Actualizado a las 02:04 h.

No hay acto en el que el combativo Raila Odinga no se haga acompañar por la corpulenta figura de William Ruto. Ambos son los vértices más importantes del pentágono, como se conoce al grupo de cinco hombres que dirige el Movimiento Naranja y que se distribuirá los cargos clave si el principal partido de la oposición keniana logra hacerse con el Gobierno. Ruto (Kamagut, 1966) dirige desde 1997 una municipalidad en la región de Eldoret y llegó a ser ministro de Interior en el 2002. Atiende la llamada de La Voz de Galicia en el receso de uno de los mítines diarios que su formación ofrece en Nairobi desde que denunció el fraude electoral y llamó a la población a movilizarse.

-Han convocado tres días de movilizaciones, pero la policía ya ha anunciado que no las permitirá. Tras cerca de mil muertos en dos semanas, ¿temen nuevos choques?

-Estamos ejerciendo un derecho democrático y constitucional de asamblea y de protesta por unas elecciones que robó el señor Kibaki. Lo único que esperamos es que él perciba la realidad y acceda a un diálogo que otorgue a los kenianos la oportunidad de participar en unas elecciones justas. En ellas podrán reelegir al mismo presidente o echar al señor Kibaki y permitir a la persona que realmente ganó los pasados comicios, el señor Raila Odinga, jurar como presidente de Kenia.

-¿Realmente cree que hay alguna posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones?

-Por supuesto que existen posibilidades. Solo así se podrá resolver la crisis en la que está envuelto nuestro país.

-¿Que ocurrirá si Mwai Kibaki se aferra al cargo?

-Si insiste en mantener el cargo al que ha accedido de forma ilegal, habrá que idear nuevas estrategias, que aún no hemos decidido. Mientras tanto, tenemos un completo calendario de actuaciones para presionarlo hasta que dimita, como reflejo del deseo de los kenianos. No se va a salir con la suya, no ganó las elecciones y no hay ningún motivo por el que deba seguir ocupando la Presidencia. Es un fraude y no se saldrá con la suya.

-En zonas como Eldoret, las protestas se convirtieron en venganzas tribales. Las imágenes son terribles.

-Aquí no hay luchas tribales. Kenia no vive un problema entre etnias, sino un problema con la democracia. La gente acudió a las urnas y votó por sus líderes, pero, desafortunadamente, el hombre que perdió las elecciones se autoproclamó ganador y decidió jurar como presidente. Ese es el problema aquí. No hay limpieza étnica, sino un fraude electoral. Lo otro es solo una excusa de aquellos que no quieren afrontar el problema real del país: el robo de unas presidenciales. Kenia no es Ruanda.

-Pero la escalada de violencia tras las elecciones hizo temer una guerra civil.

-Hemos hecho llamamientos apasionados a todo el país para que la gente entienda que lo que tenemos aquí es un problema político que se resolverá a través de una negociación política. Nunca podrá ser resuelto con machetes y pistolas ni con los enfrentamientos entre la gente. En los últimos días, la tensión ha disminuido y no se han registrado incidentes importantes. Hay que dar una oportunidad al diálogo.

-Con esa idea llega Kofi Annan, pero Kibaki ha restado importancia a su mediación.

-Damos la bienvenida al señor Annan (llegará mañana). Su figura despierta respeto y quizá pueda mediar en la crisis. Kibaki debe sentarse a negociar.