Las ex rehenes critican a las FARC ante la polémica petición de Chávez

María Pérez-Pla

INTERNACIONAL

Clara Rojas cuenta que intentó fugarse con Ingrid Betancourt de los guerrilleros, pero se perdieron en la selva

13 ene 2008 . Actualizado a las 23:28 h.

«El delito de secuestro es de lesa humanidad, pero ellos dicen que son el ejército del pueblo, un ejército organizado, y uno ve que entrenan gente para secuestrar. En un principio parecería que son una organización delictiva». Con estas palabras, Clara Rojas, en su primera rueda de prensa (madrugada de ayer) desde Caracas, arropada por su hermano Iván y su madre, que le apretaba la mano fuertemente, expresó su concepto sobre las FARC después de que Hugo Chávez solicitara que fueran excluidas de las listas de grupos terroristas.

A pesar de que Clara describió situaciones crueles, como el hecho de haber sido separada de su hijo a los once meses del parto, llama la atención, quizá por la alegría y el shock de estar libre después de seis años, su actitud un tanto laxa hacia las FARC y la manera despreocupada con que habla de la situación.

Sin descartar totalmente

Consuelo González, que se dirigió a la prensa rodeada de sus dos hijas y la nieta que por fin pudo conocer el pasado jueves, fue más contundente en su crítica a la guerrilla. Sin embargo, no descartó tener en cuenta la propuesta de Chávez. «Si la paz se lograra con eso, tendría que analizarse muy profundamente», explicó después de aclarar que no había visto personalmente la solicitud de Chávez, pero que para ella «cualquier acción que permita avanzar en la búsqueda de la paz y el intercambio humanitario es válida».

La ex congresista aseguró que de aquí en adelante su vida va a estar volcada en conseguir que liberen a los 44 secuestrados que quedaron atrás, y el primer paso será reunirse con Uribe, con quien ya habló por teléfono.

Pareciera que Consuelo trate de lograr lo imposible: acercar a Chávez y Uribe. «Tengo absolutamente claro que el presidente Chávez es clave y todos los colombianos tenemos que entender eso como una acción humanitaria y en ningún momento como una intromisión en los asuntos de Colombia», dijo.

Todos los líderes políticos colombianos han reaccionado duramente en contra de la propuesta de Chávez y el ex presidente Andrés Pastrana llegó a exigir que se llamara a consultas al embajador de Bogotá en Caracas. Mientras, el Gobierno expidió un comunicado explicando uno por uno los crímenes de lesa humanidad que convierten a las FARC en terroristas.

Consuelo González aclaró que respetaba la política de Uribe de enfrentamiento con las FARC como forma de pacificar Colombia, sin embargo recordó haber estado demasiado cerca del dolor de la guerra: «Vivimos situaciones horribles de riesgo, sentimos prácticamente las bombas a escasos metros de donde estábamos, los helicópteros con sus metralletas funcionando. Vivir la guerra es un horror».

Clara Rojas no entró de manera tan directa en la búsqueda de una solución para los secuestrados y el conflicto armado y se centró en hablar de su cautiverio y su amistad con Ingrid Betancourt. Así contó que las dos intentaron huir, pero se perdieron en la selva. Después de la frustrada fuga, la salud de Ingrid se deterioró, «comía muy poco» y «parecía no querer vivir». Del padre de su hijo dijo no saber nada, ni si está vivo, ni si sabe que Emmanuel es su hijo.

Consuelo regresará hoy a Bogotá. Clara Rojas la seguirá «en los próximos días» en espera de planear que el encuentro con su hijo sea lo menos traumática posible.