Muere una perra por raticida que alguien puso en la calle

lugo / lA voz

LUGO CIUDAD

Fue en una zona de Fingoi habitual para las mascotas

15 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una perra mestiza de raza podenco, de unos ocho años, murió envenenada por pastillas de raticida que alguien dejó en una calle del barrio de Fingoi. Se trata de una zona verde que se encuentra casi al lado de la Casa Diocesana entre las calles Rúa do Valiño y Rúa da Torna; un pequeño robledal habitualmente muy utilizado por dueños de mascotas para sacarlas a pasear.

La propietaria de la perra vio como el animal tenía en la boca algo que había cogido en la calle y que masticó y se comió. No le dio tiempo a retirárselo de la boca pero pensó que se trataría de un chicle o una chuchería dulce que se le había caído a alguien en el suelo. A la mañana siguiente la perra ya se encontraba muy mal y por ello la llevaron al veterinario, pero a pesar de las pruebas que le hicieron y de suministrarle algunos medicamentos, el animal murió a las pocas horas.

A la vista de los síntomas, la propietaria pidió que le hiciesen la necropsia al cadáver del animal y efectivamente se comprobó que la había matado un veneno tradicional para ratas a base de anticoagulantes.

Como la perra no vagabundeó en ningún momento sino que permaneció en la calle siempre a la vista de sus propietarios, no hubo posibilidad que el animal accediese a una alcantarilla o a un lugar escondido en donde pudiese haber cebos de alguna campaña de desratización, sino que el veneno tuvo que ser obligatoriamente depositado por alguien a propósito en la zona verde que frecuentan los perros del barrio.

Por ello, la patrulla verde de la Policía Local fue advertida de los hechos, aunque no se presentó denuncia formal porque no aparecieron otros cebos a la vista ni se demostró que alguien los depositara en la calle.

Hechos frecuentes

Sin embargo, algunos vecinos de la zona aseguraron que no es la primera vez que muere algún perro en el barrio con síntomas de haber sido envenenado mediante raticida. E incluso fueron más lejos al afirmar que desconfían de que exista una persona en las cercanías a la que no le gustan los animales de compañía que pueda ser quien depositó los cebos que provocaron la muerte del animal. Precisamente por estas desconfianzas pusieron los hechos en conocimiento de la patrulla verde, para que investigue de oficio la posible existencia de estos sabotajes.

La propietaria del animal dijo que prefería mantener el anonimato por estar muy dolida por la muerte de la perra, que había apadrinado en la Protectora de Animales de Lugo, de la que es socia desde hace años. También aseguró que si algún día llega a tener cualquier indicio o prueba de que alguien puso el veneno en la calle, presentará denuncia.