La Merced se acerca a los 115 años de magisterio y entrega en Sarria

Xosé Ramón Penoucos Blanco
X. R. Penoucos SARRIA/LA VOZ.

LUGO

15 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El convento de La Merced está a punto de cumplir 115 años de presencia en Sarria desde que el 27 de enero de 1896, una vez desalojada la cárcel comarcal, el alcalde sarriano comunica al Obispo de Lugo la orden de poder disponer de los locales para vivienda de los mercedarios.

El monasterio sarriano es el segundo que fundan los mercedarios en Galicia después del compostelano de Conxo. A él llegan el Padre Boneta con varios mercedarios jóvenes, después de parlamentar con el Obispo de Lugo, Monseñor Don Benito de Murúa, y la familia benefactora de don Camilo Vaamonde y doña Concepción Ulloa. El edificio es denominado de los Magdalenos desde el primer momento.

El 8 de marzo el Maestro General, Pedro Armengol Valenzuela, da la orden al Padre Boneta, sacerdote de Euskadi convertido a fraile de la Merced, para hacer la fundación de Sarria. El 2 de agosto llegan los frailes trabajadores -canteros, cerrajeros, carpinteros y albañiles- para iniciar la obra. Estos pioneros fueron los padres Pascual Miguel y Luis Suárez y los coristas o estudiantes frailes: Inocencio López, Juan Iglesias, Casiano Salcedo, Francisco Freiría, Ricardo Delgado, Juan Alberdi y León Corredoira. Los hermanos no clérigos Modesto Castro y León Corredoira, el Padre Antonio Hortas y Fray Ramón Fernández ya se encontraban en Sarria. Trabajaron muy duro, ayudados por los vecinos, hasta que el 22 de febrero de 1897 llegaban los primeros novicios. Hasta 1934 siguieron recibiendo nuevos relevos como casa de noviciado.

Labor parroquial y pastoral

En sus casi 115 años de presencia activa en la villa, la comunidad mercedaria destacó por su labor parroquial y atención pastoral. Su ámbito de actuación no se limitó al núcleo de Sarria, sobre todo después de 1934 cuando se convirtió en casa de postulantado (seminario menor) mercedario y colegio de EGB. Después de haber iniciado su labor educadora como noviciado, tuvo un destacado papel como centro de vocaciones logrando excelentes resultados en ayuntamientos a muchos kilómetros de distancia de su ubicación, abarcando desde Quiroga hasta Palas de Rei pasando por Monforte y multitud de parroquias de la provincia.

Por este centro, una referencia a nivel nacional durante una prolongada etapa, también pasaron remesas de jóvenes de León, Zamora y otras zonas de Castilla.

En este convento se formaron durante largos años cientos de jóvenes vocacionados que iban decantando en La Magdalena su germen vocacional para pasar al noviciado y continuar sus estudios de posteriores de Filosofía y Teología en Poio. Un dato relevante es que esta comunidad ya contaba en 1898 con unos 35 religiosos.

En estos momentos marcados por una crisis vocacional entre los jóvenes, los ocho miembros de la comunidad mercedaria que dirige en Sarria el Padre Eduardo continúan desarrollando su más que meritoria labor de enseñanza y pastoral, siempre al servicio de los fieles habitantes de Sarria y sus alrededores.

Por sus aulas pasaron miles de sarrianos que gracias a la preparación que adquirieron alcanzaron las más altas cotas en sus respectivas profesiones.