Castañas, queimada y muiñeiras para amenizar el otoño gallego en Vizcaya

Sergio López

LUGO

Las casas de Galicia en el País Vasco celebran por todo lo alto los magostos y los vascos participan de la fiesta

24 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los pueblos gallegos se llenan estos fines de semana de otoño de fiestas y reuniones populares que, bajo el nombre de magostos, sirven para que los gallegos despidan las fiestas estivales y den la bienvenida al invierno al abrigo del fuego con el que se asan las castañas.

Las primeras nieblas empiezan a aparecer y la ropa de invierno invade los armarios. En el País Vasco, las temperaturas de las últimas semanas parecen dar una tregua al verano. Sin embargo, los gallegos, una gran parte procedentes de la provincia de Lugo, que antaño emigraron a estas tierras vuelven a revivir con orgullo una fiesta en la que la queimada y las castañas son el plato principal.

La emigración de los años 50 y 60 trajo al País Vasco a miles de gallegos que tuvieron que abandonar su tierra para buscar un futuro mejor. En Galicia, las maletas se llenaban de ropa y recuerdos para comenzar una nueva vida.

En cambio, la morriña es algo que, pasados cincuenta años, un gallego sigue conservando en su interior.

Para evitar que la tristeza por haber dejado el campo invadiese las vidas de estos emigrantes, se crearon en el País Vasco lo conocido como Casas de Galicia. Puntos de reunión en los que las disputas entre provincias que se dan en tierras gallegas fueron dejadas a un lado. No importaba de qué aldea, pueblo o ciudad viniese cada uno. Lo importante era que Galicia seguía presente en sus corazones.

La vida en aquellos tiempos fue dura. Altos Hornos de Vizcaya, Sefanitro y así un gran número de industrias que dieron empleo a estos obreros para que, al menos aquí, la vida les diese otra oportunidad.

Sin embargo, el txistu no podía sustituir a la gaita, el talo (torta de maíz con chistorra) no se parecía en nada a la filloa, y la paletilla ibérica que almorzaban a media mañana entre pan y pan como si de una exquisitez se tratase, los gallegos la metían en el caldero y la convertían en lacón cocido.

Por ese motivo, aquellos emigrantes decidieron entonces que su paso por aquí no sería algo circunstancial. Deshicieron sus maletas con gran tristeza, pero su nuevo domicilio comenzó a empaparse de la cultura gallega.

Tres citas gallegas

Los vascos empezaron a entender qué se celebraba el 25 de julio, y el 17 de mayo, y por qué los gallegos contestan con otra pregunta. Y después de tantos años ya saben que, ahora, en otoño, la castaña reúne en torno a una mesa a todos los gallegos que emigraron.

Prueba de ello es el magosto que se celebró en distintos puntos de Vizcaya en los primeros fines de semana de noviembre. El día 7 de este mes cerca de 150 gallegos se reunieron en la Casa de Galicia en Santurce para degustar las castañas y el vino nuevo.

Al acto acudieron representantes del Ayuntamiento y de otras asociaciones culturales. En él, los socios de honor recibieron de manos del presidente de la casa, José Luis Díez, el distintivo con el que se quiso agradecer su contribución con la asociación durante los cuarenta años de vida con los que cuenta.

Después, socios y familiares disfrutaron de las castañas, la queimada y de una banda de gaitas, Airiños galegos, en la que sus integrantes son ya hijos o nietos de gallegos.