Comuneros de Parga recuperan terreno cedido hace años para realizar nuevas plantaciones

LUGO

10 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La comunidad de montes de Parga está inmersa en un proceso de recuperación de monte que hace años se cedió a comuneros aunque sin que se hubiese perdido por ello la titularidad del terreno. El proceso, comenzado hace meses y ya en fase de ejecución, consiste en retomar el control total de más de mil hectáreas de monte -aproximadamente 1.200, según manifestó el presidente, David Díaz- con el propósito de acondicionarlas y efectuar plantaciones.

La recuperación obliga a centrarse en una situación que se llevó a cabo hace décadas, en las que los ayuntamientos asumían la administración de los montes y cedían la explotación a vecinos para faenas agrarias. Ese terreno fue quedando en desuso y abandonado, lo que ha animado a los responsables de la comunidad a emprender el proceso de ponerlo de nuevo en adecuadas condiciones. Se trata de terreno que pertenece desde hace tiempo a la comunidad: Díaz aseguró ayer que ya se acreditaba la propiedad en documentos fechados en 1870.

Los contactos mantenidos hasta ahora han permitido recuperar unas 40 hectáreas de monte. El porcentaje es aún pequeño si se tiene en cuenta que la superficie total rebasa las mil hectáreas, pero se ha llevado a cabo con las partes y sin necesidad de emprender otro tipo de acciones; de todos modos, la actual directiva de la comunidad considera factible cerrar el proceso y asumir de nuevo el control del monte que se fue cediendo a vecinos.

Las parcelas que se entregaron a vecinos para que las trabajasen se encuentran hoy dispersas en muchas familias. No ocurre así, en cambio, con el reparto geográfico, que se concentra en cuatro lugares de la parroquia de Parga: en las brañas de Ferreira hay unas 500 hectáreas, una cantidad similar a la que se encuentra en el monte de Rañón; el resto se distribuye entre Penamaría, cerca del campo de fútbol y de la parcela reservada para el futuro geriátrico, y Barreiro, en las cercanías del depósito de agua de la localidad.

Las parcelas recuperadas están ya plantadas. Castaños y eucaliptos son las especies que empiezan a crecer y que se extenderán al resto del terreno a medida que vaya consiguiéndose más superficie. Díaz matiza que se intentará que el porcentaje de eucalipto sea «o menos posible». Díaz reconoce que se trata de una operación «a longo prazo», aunque también confía en que los resultados se vean. En el fondo, dice, lo que hace es dar continuidad a iniciativas de décadas pasadas que permiten hoy a la comunidad disponer de superficie arbolada.

Bajo precio del pino

La mancomunidad no ha realizado ventas de madera en los últimos años con la excepción de una entresaca y de otra operación más reciente, en la que se desprendió de material derribado por el Klaus a principios de este año. De todos modos, Díaz subrayó que la madera de pino estaba a unos niveles de cotización inferiores a los de hace años y en unas condiciones que no hacen prever una recuperación a corto plazo. Así, explicó que el metro cúbico de pino se pagaba aproximadamente a 18 euros cuando en años pasados, dijo, llegó a cotizarse a 40. La comunidad de montes de Parga tiene en estos momentos unas 200 hectáreas dedicadas a pino.