Las personas propietarias de los animales se atribuyen su uso porque dicen que el terreno es suyo
16 mar 2009 . Actualizado a las 10:09 h.Una capilla del año 1814, situada en el lugar de Vilariño, en la parroquia lucense de Labio, sirve como cuadra para el ganado. La edificación se encuentra en total estado de abandono y los vecinos de la zona fueron quienes detectaron hace algún tiempo los nuevos usos de un recinto en el que, en su día, se oficiaron misas e incluso primeras comuniones.
La capilla fue en su momento de propiedad particular. Se encuentra dentro de un amplio terreno en el que también está una vieja casa que perteneció a la familia que poseyó la ermita. De acuerdo con algunas referencias, la gran parcela es actualmente propiedad de una sociedad lucense que la adquirió en su momento. De todos modos quienes hacen uso actualmente del recinto aseguran que les pertenece y que, por lo tanto, pueden darle el uso que estimen oportuno, sobre todo a la capilla porque, recuerdan, está totalmente abandona sin que nadie se preocupase en su momento por exigir su conservación.
El pequeño templo alberga en ocasiones a algunos caballos, según dijeron los vecinos de la zona. De hecho, en el suelo hay restos de forraje. Los propietarios de los animales dicen que, tal y como está la instalación, no ocasionan ningún daño a la misma.
La capilla está totalmente abandonada hasta el extremo de que las hiedras crecen por buena parte de la fachada que cubren en un cincuenta por ciento. Están incluso a punto de llegar al campanario que se conserva en bastante buen estado aunque le faltan algunos elementos.
El altar sirve de pesebre
El altar, labrado en cantería, sirve de pesebre para los animales. Vecinos del lugar recuerdan que la capilla llegó a ser desvalijada. Nunca se supo qué camino llevó una de las imágenes que había en el altar ni otros elementos del retablo principal. «Non lle levaron as pedras porque non poden», dijo un vecino de la parroquia de Labio ayer, poco después de celebrarse la misa en la iglesia parroquial.
La capilla de Vilariño no tuvo cultos de forma regular. El propietario llamaba en ocasiones a un cura para diversas celebraciones. «Aínda lembramos que fai unhos dez o u doce anos se celebraron nela algunhas comunións», aseguró una de las vecinas de la zona.
El edificio fue objeto de una reconstrucción. De hecho alguien en su momento hizo una placa de ladrillo en el techo, parte de la cual se está desmoronando actualmente como consecuencia de la falta de cuidados y también por los efectos de la lluvia.
Justo al lado de la construcción religiosa se encuentra una casona de estilo gallego que llegó a ser utilizada en su momento por las personas que usan actualmente los terrenos que también se encuentran actualmente en un estado de total abandono.