Cuando la vida rosa se torna negra

LUGO

La mala gestión de una fortuna de 9,6 millones parece ser la clave de la situación económica de José Manuel Calvo, que lo habría llevado a terminar con su vida

28 ene 2009 . Actualizado a las 12:07 h.

Un millonario que terminó acuciado por las deudas económicas. La historia del ourensano José Manuel Calvo Vaz aún resulta difícil de digerir, sobre todo por la forma en la que ha terminado. Y ello ocurre porque cuanto más avanzan las investigaciones en torno a las circunstancias de su muerte, más fuerza cobra la hipótesis de que el vecino de Riós, de 50 años, decidiera poner fin a su vida desesperado por las dificultades económicas que arrastraba desde hace meses.

Por muy extraño que resulte de creer, parece que a José Manuel Calvo no le resultó muy difícil dilapidar en poco más de cinco años los 9,6 millones de euros que le tocaron en un premio de la primitiva. La filantropía que demostraba cada año pagando fiestas por todo lo alto tanto de su pueblo como de la aldea de A Trepa -de cuya Virgen de los Dolores era muy devoto-, la facilidad con la que montaba empresas para dar trabajo a sus vecinos o la ilusión con la que gastaba el dinero con sus nuevos amigos en múltiples divertimentos resultaron no ser la mejor forma de gestionar una fortuna y asegurarse un futuro.

Ocurrió que, con el paso del tiempo, las empresas demostraron no ser rentables, y las amistades, demasiado peligrosas. Aseguran quienes conocían directa o indirectamente a José Manuel Calvo que, a día de hoy, los múltiples dígitos de los que antaño presumía su cuenta corriente se habían convertido en cifras en rojo de las que apenas podía ya recuperarse.

Así, a estas alturas, el empresario debía al menos dos mensualidades a los empleados de su firma de camiones, con sede en el polígono industrial de San Cibrao das Viñas, en Ourense. Además, adeudaba unos 40.000 euros de los gastos de los festejos locales del año pasado y, que se sepa, debía también cantidades importantes de dinero a otros particulares.

Se llevó dos armas

El desenlace de las investigaciones que manejan los investigadores de la Guardia Civil terminarán por aclarar cómo ocurrió la tragedia, pero todo apunta a que José Manuel Calvo decidió poner fin a su vida el 13 de enero. Aquel día se habría ido de su casa con la escopeta de caza y todo apunta a que también se llevó con él una pistola, con la que habría efectuado el disparo mortal.

Pese a que dos días más tarde su familia presentó denuncia ante la Guardia Civil por su desaparición, no fue hasta este lunes cuando un vecino lo encontró, sin vida, dentro de su todoterreno. Fue una casualidad porque la zona en la que se halló el cuerpo es de muy difícil acceso, pese a encontrarse a dos kilómetros del chalé de José Manuel Calvo.

En la tarde de ayer, apenas unas horas después de que los forenses terminasen de practicar una autopsia que vendría a corroborar las primeras hipótesis sobre el caso, fueron decenas las personas que se congregaron en la pequeña capilla de Santa María de Riós para despedir a Calvo. Fueron muchos los familiares, amigos y vecinos que quisieron arropar a la viuda y a las dos hijas del fallecido. Todos lo recordarán como una buena persona.