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El gancho de la viticultura heroica

AGRICULTURA

La Ruta del Vino de la Ribeira Sacra trata de articular por vez primera una oferta integral para el turismo de calidad a partir de un recurso aún poco aprovechado

02 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El proyecto para la creación de la Ruta del Vino de la Ribeira Sacra sigue superando etapas, aunque los resultados difícilmente podrán verse hasta el año próximo y todavía de forma muy tímida, según las previsiones del presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez. Pese al indiscutible protagonismo de la viticultura, la denominación de origen es solo una de las partes implicadas en una propuesta muy ambiciosa, que no se limitará a una oferta de visitas a bodegas. La idea es involucrar también a las Diputaciones de Lugo y Ourense, a las agrupaciones de casas de turismo rural de ambas provincias, a la asociación de bodegueros, a los paradores y al propio consorcio turístico, en una iniciativa que, según sus promotores, puede convertir a la Ribeira Sacra «en un destino enoturístico de primera magnitud en Galicia y a nivel nacional».

«O que se busca é que o turista que visite unha adega poida coñecer tamén unha igrexa que estea aberta ao público, un obradoiro dun artesán ou un restaurante que cumpla unha serie de condicións sobre a presenza de pratos típicos e viños da denominación de orixe na carta», explica el presidente del consejo regulador, que espera ver hilvanado para el próximo año el proyecto en el que trabaja una consultora especializada.

De momento, se está concretando la presencia de las instituciones y asociaciones profesionales que formarán parte del ente gestor, así como las bodegas y establecimientos relacionados con el sector turístico que, por sus características, pueden formar parte de esta ruta. En el caso de las bodegas, apunta José Manuel Rodríguez, «é primordial que reúnan as condicións necesarias para poder ser visitadas, porque do que se trata é de dar unha imaxe da Ribeira Sacra como destino turístico de calidade».

Poco desarrollo

El informe elaborado por la consultora responsable del proyecto, Iniciativas para el Turismo y el Ocio, incluye un análisis de la situación de la zona, en el que advierte de la existencia de «un escaso desarrollo turístico en torno al mundo del vino» y de la «falta de estructuración la oferta turística en base a las necesidades del enoturista». Para corregir estas carencias, se ha empezado por inventariar aquellos recursos potencialmente aptos para su inclusión en la Ruta del Vino, a partir de un análisis de la oferta cultural, patrimonial y vitivinícola presente en la Ribeira Sacra. En la catalogación también se ha tenido en cuenta el estado de conservación de algunos de estos recursos, como puede ser el caso de los miradores, por si precisan de actuaciones de adecuación.

En un primera fase del proyecto, detalla el informe, «se han visitado, inventariado y valorado técnicamente siete bodegas visitables, tres museos, varias iglesias y monasterios relacionados con el paisaje vitivinícola, así como los miradores vitivinícolas más destacados». No obstante, los responsables del trabajo señalan que se trata solo de una primera estimación y que la cifra final de recursos susceptibles de ser incluidos en la ruta del vino será mayor.

Oportunidades y amenazas

El trabajo realizado hasta la fecha también incluye un análisis de las oportunidades y amenazas para sacar partido en la Ribeira Sacra del creciente interés por el enoturismo. A favor de esta denominación de origen cuenta, entre otros factores, la posibilidad de establecer acuerdos de colaboración en materia promocional con organismos internacionales como el Cervim, que trabaja por la conservación del viñedo en bancales en las regiones europeas en las que todavía se mantiene.

Las posibilidades que abrirá la entrada en funcionamiento en Monforte del Centro de Interpretación del Vino de la Ribeira Sacra, unido a la excepcionalidad del paisaje del viñedo y a la existencia de recursos turísticos de gran demanda vinculados a él, como las rutas en catamarán o el patrimonio religioso y etnográfico, constituyen para los promotores del proyecto otros puntos fuertes de la zona.